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La increíble épica

jueves, 11 de octubre de 2012

Maniac

Desde que se proyectara en Cannes como colofón final, el remake de Maniac (1980 – William Lustig) a manos del director francés Franck Khalfoun era más que un must. Frank Zito (mi Elijah Wood) es un joven perturbado que vive una vida aislada con su sobre-protectora madre. Después de que la susodicha muera, Frank no es capaz de sobrellevar la tragedia y pronto se ve envuelto en una nueva era de asesinatos. Su furia le lleva a perseguir a jovencitas hasta que conoce a una chica que es artista, Anna (Nora Arnezeder); con la que quiere abrir una galería. Ahí se genera su debate mental en el que se enfrentan su deseo por encontrar el amor verdadero o simplemente añadirla a su lista de víctimas.

El remake de Khalfoun se encarga de combinar los ideales de arte y ensayo con una violencia completamente diabólica y enfermiza para formar un cocktail sangriento pero muy hermoso que es a menudo difícil de tragar. Me recordó un poco a “Switchblade Romance” en el sentido de que sus imágenes crudas y viscerales se contraponen a su inteligencia punzante y entrometida. Y mientras que Maniac no se alza como una gran película a nivel cinematográfico (fuera del género de terror), en su salsa, en el slasher; es una de las mejores cintas que he visto en mucho tiempo.

De la misma manera que la original, la película es tremendamente misógina, dominada por egos cargados de testosterona y poder, y dirigida con un gran énfasis en el lado del macho. Siguiente una técnica afamada en el Film Noir, esta versión de la historia vendría a ser una celebración de 90 minutos del odio a la mujer en la superficie; pero cuando la audiencia excava en esta perturbadora fachada, los tonos y capas psicológicas empiezan a aparecer para engrandar la película a una dimensión fílmica más artística e intrigante.

No se puede negar que la cinta es muy violenta. No podemos pensar aquí en los típicos remakes como “La última casa a la izquierda” (The last house on the left) o “Straw Dogs”; aquí, la obra de Khalfoun está empapada de sangre, de gore y de secuencias humillantes e indigeribles. La lujuria de Frank por la muerte, el abuso sexual y la destrucción hacen el visionado de la película digno de cualquier pervertido. El trofeo de cada uno de los asesinatos es llevarse el cuero cabelludo de sus víctimas en una creciente locura. No es, sin lugar a dudas, la cinta más violenta que haya visto pero “Maniac” está formada en una atmósfera tan potente que es en muchos momentos incómoda de ver. Aunque Elijah ya nos ofreció su otra cara más polémica en “Sin City”, no esperéis que en esta sea ni la mitad de formalito, aquí otorga a la película una gráfica de naturaleza casi repugnante. Comentar así que su actuación es un portento, retrata unos rasgos gentiles aunque algo pintorescos al inicio de la misma pero su evolución hacia el monstruo final es… demoledora. Podríamos decir que es claramente su papel más ambicioso y osado en mucho tiempo, no es nada de lo que hayamos visto con anterioridad, no es Frodo.

"Maniac" es genuinamente cruel y un trabajo desconcertante que se mantiene en tu mente a través del tiempo, en el tren de camino a casa, para mí. Es raro pensar que Thomas Langman haya pasado de producir “The Artist” para producir esta cinta, pero con la ayuda de Alexandre Aja, la pareja ha respaldado la creación de esta bestia, cuyo visionado debería tomarse con extremo cuidado.

Finalmente dejar un par de aportes, y es que Frank trabaja restaurando maniquís vintage y esto a mi me da muchísimo miedo. Y lo último es que tiene un aire a “Psicosis”, que echa para atrás; y si no lo comento parece que no sé de cine. 

Chained


Interesante película, una mujer, Sarah, y su hijo Tim, toman un taxi para volver a casa, con la mala suerte de que el conductor, Bob, es un asesino en serie que lleva tiempo empleando su trabajo para cumplir con un oscuro hobby: violar y matar a mujeres indefensas. Pero esta vez el asesino tendrá que decidir que hacer con el hijo de su víctima y no se le ocurre mejor idea que encadenarlo y convertirlo en su sirviente. El chico deberá mantener la casa limpia, comerá de las sobras, limpiará la sangre de las víctimas y ayudará a enterrarlas bajo la casa. Luego se encargará de recortar del periódico las noticias sobre desapariciones de las chicas para luego pegar el recorte en un álbum. Así pues, el niño se convierte en el esclavo particular del asesino quien le apoda Rabbit.

Pasan los años, y el chico ya es un hombre. Ha llegado el momento de ver en qué se ha convertido tras tantos años de violencia. Y esto es lo que plantea el film. ¿El síndrome de Estocolmo convierte a Rabbit en otro nuevo serial killer? o por el contrario el joven hará lo posible por escapar de un terrible destino: el de seguir los pasos de su secuestrador, quien le ha tomado cierto cariño y al que trata de forma particular como un hijo. El chico comprenderá que la única salida para permitirle cierta libertad es seguir sus pasos.

Jennifer Lynch vuelve a Sitges con una película que va más allá del clásico film de asesino en serie. En el cine americano hay tradición por los serial killer pero el asesino que nos presenta “Chained” es diferente. Se podría decir que termina adoptando al chico, con el que comparte sus crímenes y su insignificante existencia. Toda la acción transcurre en el interior de la casa. Cuando llega a casa Rabbit tiene diez segundos para abrir la puerta a su secuestrador y siempre llega con otra nueva chica a la que torturar y violar. Luego viene el ritual de siempre; limpiar la sangre y enterrar el cadáver. Vincent D’Onofrio esta colosal en el papel del secuestrador asesino.

Uno de los elementos más interesantes de “Chained” es ver la acción desde el punto de vista del secuestrado y no del secuestrador. Nunca vemos los asesinatos. Tras abrirle la puerta Rabbit, el asesino no tarda en meterse en la habitación para complacerse a gusto con su víctima. No vemos lo que sucede dentro, solo oímos gritos. Esto es mucho más terrible que si el film fuera explícito en las torturas y el asesinato. Mucho más terrible porque nos da que pensar; nos imaginamos que lo puede estar pasando dentro. Después observamos como Rabbit debe afanarse por limpiar la sangre de la cama y toda lo angustioso de la situación. Es una prueba de las barbaridades que han debido pasar dentro de la habitación.


 

 

The Day

Douglas Aarniokosky, padre de aquella secuelísima “Los Immortales: Juego Final” (y si, a mi me gustó) aterriza en el festival de Sitges 2012, como no podía de ser de otra forma en la presente edición, con un nuevo pedacito de apocalipsis bajo el brazo, una de esas recurrentes visiones color de rosa sobre un futuro distópico donde la raza humana ha involucionado hacia su propia auto destrucción (como si no tuviésemos ya suficiente con el presente que nos ha tocado sufrir), que en realidad, no es otra cosa que un fidedigno retrato del ser humano y de sus miserias, que no son pocas.

“The Day”, que perfectamente podría funcionar como anexo a aquella estupenda “The Road” de John Hillcoat, vuelve a situarnos en un futuro impreciso donde la raza humana ha sido expuesta a algún tipo de desastre indefinido que ha convertido a la tierra, en un inmenso coto de caza donde el pez grande, se come al pequeño (y esto es literal). Los supervivientes al holocausto, se han unido en clanes para garantizar así su bienestar y, al tiempo, parece ser también, que estos han sido divididos por una serie de digamos... divergencias, a la hora de entender el concepto de la supervivencia. Esto es, aquellos que siguen rigiéndose por las pautas de moralidad pre establecidas, y por otro lado, los que han dejado de lado sus principios, y se han dejado seducir por la necesidad y por el hambre, convirtiéndose en caníbales. Esto, dibuja dos claras facciones y otorga roles a ambos bandos. Los que quieren comer, y los que no quieren ser comidos.

En este marco, encontramos a un grupo de supervivientes (de los que no quieren ser comidos) que se desplaza por los áridos parajes de un mundo antaño civilizado y hoy, regido por la barbarie, en una huida perenne hacia un nuevo amanecer, hacia un nuevo día. Ellos (los que quieren comer), son mayoría, son implacables, y jamás cesarán en su empeño de darles caza, certeza por la cual, no pueden permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. La llegada a una casa en medio del bosque, se convertirá en un punto de inflexión en su viaje y les obligará a unir fuerzas para intentar sobrevivir al ataque de los caníbales.

La película de Aarniokosky, bajo su envoltorio de thriller apocalíptico de dudosa denominación de origen y de claras referencias a títulos tan mainstream como la mencionada “The Road”, o a cositas más intimistas como “Tooth & Nail”, por no hablar ya de ecos a obras de referencia como “La Noche de los Muertos Vivientes” o “Asalto a la Comisaria del Distrito 13”, esconde algo más, esconde pequeños frascos rellenos de moralejas sobre temas tan dispares pero tan humanos, como son el concepto del bien y el mal, la moralidad, la soledad, la confianza, la amistad, las segundas oportunidades o la venganza. El director se saca todos estos potecitos de sus bolsillos y los pone sobre la mesa, una mesa de cristal a través de la cual, asistimos a un relato paralelo, uno que se mueve por derroteros bien distintos y que son guiados por otro trazo inherente al ser humano, la violencia. Y es mientras degustamos toda la violencia y acción frenética contenida en “The Day”, cuando el anfitrión va destapando los tarros en cuestión y nos los va acercando a la nariz a la justa distancia y en el justo espacio de tiempo, para que podamos captar su esencia, pero sin apenas tiempo para recrearnos, casi como un sueño, como ese sueño que uno apenas recuerda al despertar. Y mientras tanto, violencia, violencia y más violencia y con ella, un olor, este si, intenso y continuado, el olor de la sangre.

Para mi, este es el principal “pero” que se le puede achacar a la película, el acomodo en la vertiente más carnal del relato en sacrificio de profundizar en los abundantes dilemas emocionales o existenciales, que el filme plantea. Esto, limita en gran medida tanto la profundidad de los personajes como de sus relaciones, lo cual no quiere decir que “The Day” sea una película vacía o superficial, pues a la postre, termina planteando un buen puñado de interesantes cuestiones al espectador, pero si que deja en este, la sensación de que se podría haber estrujado un poquito más la naranja para dar forma a una historia con algo más de fondo y complejidad, de lo que al final termina siendo, la clásica ídem de asedios.

A nivel técnico, reproches ninguno. Todo lo contrario. Una cinematografía solida y agresiva, pero al tiempo, con mucho mimo por el detalle, preciosista incluso en ciertos pasajes. Con una banda sonora muy apropiada y efectiva, que no excesivamente original (parece un remix del tema principal de “28 Días Después”) y un reparto plagado de caras conocidas, donde destacan gente como Ashley Bell ( El Último Exorcismo”), Dominic Monaghan (“Perdidos”), Shawn Ashmore “Frozen”) o un Michael Eklund “The Divide”), algo sobre actuado dirían algunos, pero que se come la pantalla en cada plano, como dirían otras, en otro de esos personajes hechos a su medida.

Violencia extrema, mucha sangre, mucho gore, mucha acción, sencilla pero elegante puesta en escena, personajes de medio recorrido en general, aunque a algunos les basta para brillar como tímidas estrellas en la más oscura noche, véanse los de Ashley Bell y Michael Eklund y alguna que otra invitación a reflexionar sobre quienes hemos sido, quienes somos, y lo más importante, quienes queremos ser, Muy recomendable.

martes, 9 de octubre de 2012

The Lords Of Salem

Rob Zombie crece como director, dota a sus películas de una dirección artística muy destacable, juega con la iluminación, es consciente de la importancia de un buen montaje, incluye a sus criaturas en el momento justo, dota a todas sus escenas de una inquietud que nos incomoda, y de nuevo sabe dirigir a sus actores.
Al frente de ellos su mujer Sheri Moon Zombie, actriz fetiche en todas sus películas, siempre criticada, pero que normalmente cumple muy bien, incluso en esta última se convierte en una de las mayores sufridoras del horror reciente.
El reparto se completa con veteranos actores secundarios como Bruce Davison, Maria Conchita Alonso, Dee Wallace (E.T., Aullidos, Cujo, Critters...), o Barbara Crampton, que muchos recordarán en la famosa escena de sexo oral de "Re-Animator" (1985). 
"The Lords of Salem" es la película de Rob Zombie menos zombiana que haya hecho nunca (la persona que estaba a mi lado incluso dijo que era la película de Zombie mas Carpenteriana que el multiartista había hecho nunca...Yo, en mi ignorancia no pude darle la razón ni llevarle la contraria, pues en esos momentos estaba intentando asimilar que Rob Zombie, definitivamente, no había dirigido esa película para mi).
"Lords of Salem" tiene todos los elementos del universo Zombie, se nutre de todo aquel mundo tan personal que Zombie inició con "The House of 1000 corpses", ese universo que hace que cada fotograma sea una huella inequívoca de que Mr. Zombie ha caminado por allí.

"The Lords of Salem " tiene la iconografía propia del Zombie de siempre, "Lords of Salem" tiene una música maravillosa con la que Zombie suele acertar (esta vez a manos de su colega John 5), "Lords of Salem" tiene un lenguaje directo y no se corta a la hora de ser politicamente incorrecto, "Lords of Salem" tiene a Sheri Moon Zombie...entonces, ¿por qué digo que es la película menos zombiana que ha hecho hasta la fecha? Fundamentalmente lo digo porque el guión (y me refiero tanto a la historia como a los diálogos) falla estrepitosamente y esto sí es una novedad, porque el hecho de que una locutora de radio (Heidi Hawthorne- Sheri Moon), así, de buenas a primeras consiga toda la atención de aquellos señores de Salem que quieren volver al lugar que les pertenece para abrir de nuevo la puerta a Satán y cerrar el círculo abierto en un aquelarre celebrado en el medievo, y que utiliza como portal para tal asunto, un disco de un grupo llamado "The Lords", no es que sea muy potente si no hay una subtrama detrás que de sentido a todo y siente la base de lo que se pretende contar, y sintiéndolo mucho, esta subtrama no existe y el resultado es pobre y carente de la fuerza necesaria que hace que las películas de Rob Zombie sean sinónimo de disfrute desde el principio al final. "Lords of Salem" con todo ese mundo tan pensado es lenta y eso no es Rob Zombie.

Con un guión fallido, hay que empezar a hacer equilibrios sobre una cuerda inestable con la suficiente serenidad para no caer, y mi amado Rob Zombie es una persona nerviosa y no puede mantener los brazos en una perfecta alineación intentando mantener ese equilibrio porque su naturaleza no se lo permite, así que en una de esas veces en las que ideando la película que nos ocupa, Rob bajó uno de los brazos, lo que hizo fue perder el control de nuevo, y fue cuando decidió darle el papel protagonista de "The Lords of Salem" a su mujer Sheri Moon y ahí tenéis el otro fallo descomunal de esta propuesta.

Que conste que yo siempre he defendido la presencia de Sheri Moon en todas las películas de Rob Zombie (estoy absolutamente a favor de su papel en H2, el cual considero muy necesario), de hecho, yo no concibo una película de Rob Zombie sin Sheri, pero cada uno tiene que ocupar el papel que le pertenece, y muy a mi pesar, el papel protagonista (o al menos este) no está hecho para esta bella mujer y se le queda muy grande. ¿Resultado? Sheri Moon interpreta a Sheri Moon, y no hay quien se crea que es Heidi LaRoc, porque no transmite la fuerza necesaria para interpretar al nexo tierra-infierno, porque Sheri es la mejor en las escena mas videocliperas del mundo de Rob Zombie, pero Sheri es incapaz de traspasar la pantalla en una propuesta que pretende ser mucho mas seria e intimista que lo que hemos visto hasta la fecha.

Y una vez explicado lo menos bueno, que dirían algunos, vamos con lo positivo, y lo hago en este orden porque lo mejor de las comidas para mi son los postres, y este es mi momento de disfrutar de lo que Rob Zombie me regaló en "The Lords of Salem" con toda su rabia y que yo guardé con todo mi amor.

Sin duda, esta película visualmente es una maravilla, en eso el Sr. Zombie siempre lo clava, siempre, "Lords of Salem" no es una excepción. La mezcla de parafernalia satánica, mundo Black metal, hippismo, suciedad e incluso algo de depravación funciona a la mil maravillas, y deja imágenes para el recuerdo (ooohhhh diosssssss, la imagen de los señores de Salem como obispos negros con sus falos de plásticos de colores es para no olvidar en años) Zombie vuelve a hacer uso de los sueños para explicar parte de la historia, y son esos sueños precisamente los que en esos momentos inclinan la balanza hacia la sonrisa que desvela que estás disfrutando like a bitch. Una vez mas me doy cuenta que el territorio de los sueños, de las visiones es la zona de guerra y paz de Rob Zombie, sin duda ese es su lugar (y como dije antes, cada uno al lugar que le pertenece) Y muchos dirán que precisamente esa es la parte mas videoclipera de Zombie, ¿Y qué? digo yo...
Estoy convencida que para Rob Zombie el cine es una prolongación de la música, o la música una prolongación del cine, y señores, él hace metal, él es rock, él toca rock, su cine es rock, y sus películas tienen y deben ser una gran videoclip que fascine y enganche y a todos nos gusta el rock!!!. Eso es Rob Zombie!!! Y "The Lords of Salem" pretende ser algo mucho mas serio, que está bien, que el mundo es de los valientes, pero si lo haces sin una base...el resultado es que no consigues lo que te propones, y él quería demostrar que podía alejarse del slasher y mostrarse pausado sin perder toda su identidad, porque algo de identidad sí que perdió por el camino, pues que una película de Rob Zombie se haga lenta en ciertas ocasiones, a estas alturas no es algo que todo el mundo vaya a perdonar.

En realidad si sopeso todo esto, pienso que "The Lords of Salem" es una película inocua, es decir, que no le hace daño a su filmografía, pero teniendo en cuenta que es su quinta experiencia cinematográfica y que ha dado muestras anteriores de estar mas que curtido en el séptimo arte, pues no deja de ser algo decepcionante.

Otro tema que me sorprendió bastante (y no para bien), fue el hecho de que se publicitara meses antes la película a través de de todas las colaboraciones artísticas que iba a tener, y me refiero a la cantidad de nombres de actores ilustres, como Udo Kier, Sid Haig, Michael Berryman o Billy Drago, quienes ni recuerdas haber visto...Todas las flores del camerino para Sheri Moon, eso sí.

En definitiva, "The Lords of Salem" no es para los muy fans de Rob Zombie, curiosamente "Lords of Salem" a los que puede gustar es al resto. Mientras tanto empieza otra vez mi espera para su próxima película.

Thomas Hall Tweedy

Thomas Hall Tweedy - 'Witches & Warlocks in a Dance' from Tam o' Shanter, 1860 (3 of 4) detail 1

Thomas Hall Tweedy - 'Witches & Warlocks in a Dance' from Tam o' Shanter, 1860 (3 of 4) detail 2

Thomas Hall Tweedy - 'Witches & Warlocks in a Dance' from Tam o' Shanter, 1860 (3 of 4) detail 3

Thomas Hall Tweedy - 'Witches & Warlocks in a Dance' from Tam o' Shanter, 1860 (3 of 4)"This carving by Thomas H. Tweedy, c1860, depicts the central scene in the poem Tam o'Shanter, where Tam reaches Kirk Alloway and is stopped in his tracks to watch, in the ruins, a dance of witches.
Tam is shown peering through a window of the Kirk 'amaz'd and curious' while the core of witches and warlocks conduct their dance. Auld Nick is shown seated in the window playing the pipes."

Thomas Hall Tweedy -  'Maggies mettle' from Tam o' Shanter, 1860 (4 of 4) detail 2

Thomas Hall Tweedy -  'Maggies mettle' from Tam o' Shanter, 1860 (4 of 4) detail 1

Thomas Hall Tweedy -  'Maggies mettle' from Tam o' Shanter, 1860 (4 of 4)"This carving by Thomas Tweedy, c1860, depicts the closing scene in the poem Tam o' Shanter, where Tam reaches the Brig o' Doon pursued by a 'hellish legion' of witches led by Nannie (Cutty Sark).
Tam is shown on his grey mare Meg at the point of crossing the brig when the tail of his horse is pulled off by the witch who as folklore has it 'a running stream they dare na cross' allowing Tam to escape."


 Here is the first and second carving from the Tam o'Shanter series by Tweedy.

Artworks and quotes taken from the Robert Burns Birthplace Museum.

Details on the life of Tweedy can be found here.

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