Se debe saber que los “shuttles” son una especie de minibuses que te suelen llevar desde el aeropuerto al hotel y que durante los viajes organizados van cada mañana a buscarte al sitio donde te alojas para trasladarte a los lugares de turisteo típicos. Recuerdo que durante un viaje a China hace unos años, en el cual tenía que trasladarme en unos de estos “shuttles” varias veces al día y en el que prácticamente era acomodarme en uno de los asientos, y quedarme profunda y placenteramente dormido… era tan exagerado el efecto que el pequeño autobús ejercía sobre mí (o quizás era el asiento) que se me llego a pasar por la cabeza que me estaban echando algún tipo de droga (vete tú a saber por qué) en el desayuno que tomábamos antes de montarnos cada mañana. Y creerme, es fácil ocultar algo así entre lo que los chinos llaman “desayuno”.
El caso que es cuando me topé con “Shuttle”, la película de las que os he venido a hablar, me pareció contradictorio: ¿una película de terror que se desarrolla prácticamente entera dentro de unos de estos celestiales vehículos? No puede ser… Desde luego si yo hubiera sido el protagonista, creo que ni un asesino en serie dentro hubiera evitado que me quedara frito antes incluso de que hubiera sacado su cuchillo jamonero. “Shuttle” hubiera sido mucho más corta y aburrida, sin duda.
“Shuttle” es una de esas películas que yo denomino como “sitter”, que viene a ser como una “sitcom” (comedia de situación) pero en terror (terror de situación). Ingenioso ¿verdad? (Lo cierto es que me acabo de inventar el termino, pero creo que a partir de ahora lo voy a utilizar más a menudo…). Les daré unos ejemplos para que entiendan ustedes a que me refiero con esto del terror de situación. Se trata, así a grosso modo, de películas que se desarrollan prácticamente en su totalidad en un espacio, normalmente reducido, y que crean, obviamente, una sensación de opresión y un ambiente francamente claustrofóbico, algunas con más fortuna que otras, claro: “Frozen” (en un telesilla), “Open Water” (en alta mar), “Buried” (en un ataúd), “The man from earth” (en un cabaña)… seguramente habrá más ejemplos pero creo que con estas ya tendréis una ligera idea sobre lo que me refería.
Este tipo de películas tienen la complejidad añadida de que necesitas un muy buen guion, muy sólido para que no resulten tremendamente aburridas. Aquí no caben (literalmente) demasiados artificios, no se puede recurrir a trucos de director, ni a escenas de acción ni a espectaculares coreografías. Es por eso, que ya de por sí, tienen su pequeño y merecido mérito.
“Shuttle” cumple sobradamente en este aspecto, tiene un guion suficientemente bueno como para entrar por méritos propios dentro del tópicazo del “por lo menos entretiene”, lo que no evita que en muchos momentos se acerque peligrosamente al terreno de ese tipo de cine “standard” lleno de lugares comunes y situaciones revisionadas miles de veces: dos chicas (jóvenes y guapas, claro), dos chicos (jóvenes y guapos también) se ven envueltos en las mismas circunstancias y tienen que buscar un medio de transporte que les lleve desde el aeropuerto a la ciudad, y aquí es donde entra en escena el dichoso shuttle, y… no destripare más porque entonces perdería ese pequeño aliciente que la hace destacar un poco sobre todas las medianías que Hollywood propone cada año.
Es difícil plantear este tipo de películas, como digo, además “Shuttle” tiene la virtud de embutir en el mismo minúsculo escenario a bastantes personajes, lo que dificulta más aun plantear una buena historia. Está claro que la película comete algunos fallos de relativo bulto, pero sobre todo hay dos cosas que me crispan y que finalmente hacen que la nota sea menor a la que en un principio iba a ponerle. Una de estas cagadas es referente a un hipotético giro de guion que acaba no siendo tal, porque la torpeza del mismo en este punto es tal que esa sorpresa te la hueles a desde el mismo puto inicio de la película, y cuando finalmente ocurre no te queda otra que levantar un ceja y soltar el clásico “joder, si es que estaba claro que eso iba pasar…”.
La otra evidente pifia es sobre cierta actitud de cierto personaje, en cierta situación, que hemos visto ya tantas y tantas veces que uno no creía que nadie se atreviera a volverla a repetir una vez más en una película relativamente actual… pero sí, se han atrevido. Los que ya habéis visto “Shuttle” seguramente sepan de lo que hablo porque son cosas muy evidentes, y los que estéis dispuestos a verla por desgracia identificareis rápidamente estos dos puntos que os cuento. Aun así, si os encontráis en esta última situación y no habéis visto “Shuttle”, es una película muy recomendable para estar un rato entretenido, si no te quedan capítulos por ver de tu serie favorita o simplemente no se tienen ganas de rebanarse mucho los sesos. Un domingo de resaca podría ser un bueno momento.
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