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La increíble épica

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martes, 25 de septiembre de 2007

SITGES 1969

1969 c1

Pese a las buenas intenciones declaradas tras el primer certamen, al año siguiente continuaron los mismos problemas de un festival de cine de género organizado en una localidad entonces muy lejana a Barcelona (recuerden: no habí­a autopista sino las curvas del Garraf) y con un objetivo mas turístico que cinematográfico. Lo que probablemente no tenían en cuenta es que un género como el fantástico (y sus hermanos de sangre: terror y ciencia-ficción) tiene un fandom detrás, incluso en la España de 1969. Asi que se hizo un hueco y los (pocos) aficionados acudían porque en una semana se podían tragar más películas que las que de este tipo se estrenaban en un año. Y perdonaban los problemas y la mala organización del mismo modo que en la era del vhs nosotros perdonábamos las copias de quinta mano de la rareza gore de turno.


En esta segunda edición el certamen añadía la coletilla de Terror, convirtiendose en la II Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror. A los patrocinadores (ayuntamiento y sindicato local de turismo) se unía el Ministerio de Información y Turismo mientras la Escuela Oficial de Cine colaboraba en el invento con una selección de cortos y organizando uno de los escasos actos paralelos: el primer encuentro de dibujantes de historieta españoles. 

1969 c2

Las proyecciones se seguían realizando en el Casino Prado, una sala que no estaba preparada para proyectar el formato scope. Las películas seguían llegando (cuando llegaban) en versión original sin subtítulos. Imaginen tragarse un par de olvidadas pelis checas a pelo. Y la programación anunciada no era de fiar. En el último momento, por ejemplo, el ministerio prohibió el pase de Fando y Lis. El presupuesto, por cierto, era bastante escaso: medio millón de pesetas de la época era una cantidad que no daba para muchos fastos.

En realidad el certamen no era más que un ciclo de películas, sin nada alrededor. No había invitados de postín y el único acto destacable era una cena de clausura para que las autoridades se pusieran las botas mientras se codeaban con unos cuantos artistas (algunos melenudos y desconocidos: ese año, por ejemplo, hubo mucho dibujante despistado). Eso sí, ya no se acudía a películas ya estrenadas, excepto en el caso de la sección retrospectiva, un saco donde meter desde un revisto clásico de la Universal (el primer Frankenstein de Whale) a una joya entonces de visión imposible como la danesa Häxan.

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Peñarroya en El Noticiero Universal (1969)

Repasando las crónicas periodísticas de la época, veo que fueron cuatro las películas triunfadoras (ojo, no había aún premios, me refiero al boca a boca): la mentada Häxan, El Manuscrito encontrado en Zaragoza, Peeping Tom (desconozco si se pasó la copia censurada que poco después se estrenó en salas de arte y ensayo) y Corruption. Sí, la serie bé cuyo trailer colgué el otro día y de la que hoy nadie se acuerda. Pero que allí causó un enorme impacto. Piensen que la película incluía un concepto desviado de la sexualidad (la maníaca), violencia gratuita y alguna teta y/o buen trasero esquivos. Y eso, entre un público no acostumbrado, causó estragos psicológicos de consideración. De hecho, auqnue algunos títulos se censuraban, uno de los atractivos de los primeros años del Festival eran esas tetas esquivas y esas series bé que luego nunca se podrían ver en tierras celtibéricas.

También, repasando las crónicas, veo una serie de películas a las que no se prestó demasiada atención. Títulos hoy clasícos como Dracula, Príncipe de las Tiniblas, nada menos y a la que se consideró una mera secuela del primer Hammer, una más de vampiros (pues anda que no faltaban unas cuantas por llegar); La batalla de los Simios Gigantes, uno de los kaijus más divertidos de Honda (“una más de maquetas japonesas”); el bellísimo soviet-pulp Planeta Bur (tildada de rollo de cartón piedra aunque “afortunadamente estaba en ruso y nos evitamos soportar los diálogos”) o un buen puñado de series bé: Berserk, The Projected Man, Lo Spetro de Freda y Time Travelers; Mención a parte merece la brasileña Sueño de Vampiros, que siempre he querido ver pues una foto del filme turbó mi infancia: un grupo de vampiros colmilludos y pintorescos (sombreros de copa, cascos militares) se arremolinaban y sorbían a una jamona en top less.

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Como ya hice en la anterior entrega, les dejo las crónicas publicadas en el número 12 de la mítica Nueva Dimensión. Sin duda las más completas. El reportaje de la revista es curioso. Se abre con cinco entrevistas: el dibujante Carlos Gimenez, el presidente del primer club de lectores de sci-fi, un químico aficionado al género, el teórico Antonio Martín y una breve a Rafales. Luego continúa la crónica de las películas vistas y, finalmente, se valora el certamen, sus problemas e intrigas. La redacción de la revista se había implicado en la selección de algún título y la odisea para conseguir Häxan resulta más que una anécdota. El denso artículo se complementaba con cuatro páginas dedicadas al encuentro de los dibujantes españoles. También los he escaneado pero se los he pasado a Pepo para que los suba un día de estos, creo que ese es su sitio.

1 - ANEXO UNO: SITGES 1969 en NUEVA DIMENSIÓN Núm. 12 (noviembre de 1969)

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02 03
04 05
06 07
08 09
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ANEXO DOS: SITGES 1969 - PROGRAMACION

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ANEXO TRES : EL DETALLE

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lunes, 17 de septiembre de 2007

EL GIMMICK TRASH

Ayer, por sorpresa y para mi alegría, recibí el correo del director y guionista (y muchas más cosas) Oscar Aibar que reproduzco a continuación:

"Amigo absence, hace tiempo que quería mandarte un abrazo y felicitarte por tu gran labor, de la que me declaro especial fan. Como muestra de mi devoción te mando uno de mis fetiches más preciados: el auténtico ODORAMA de Polyester (especial atención a la parte trasera,rascando los círculos rosas puedes oler diferentes efluvios). Te lo mando desde la tristeza que me genera ver las calles llenas de afiches que nos presentan a un Travolta neumatizado digitalmente para emular a la inemulable Divine. Un fuerte abrazo (...)"
Más allá de que se declare fan alguien a quien leía hace años y cuya carrero sigo, lo que realmente me emociona es que adjunte su fetiche más preciado para que desde aquí pueda ser contemplado (con bastante envidia, todo hay que decirlo) por todos ustedes. ¡Muchas gracias por la deferencia, Óscar!

ODORAMA

Polyester fue el cuarto largometraje de John Waters y, además del habitual argumento 100 % propio del autor, donde el melodrama white trash pasado de rosca se convertía en sátira underground generosa en mal gusto, se presentaba en esplendoroso odorama, un histórico gimmick bizarro que recuperaba las argucias de William Castle o las famosas gafitas de 3D. Los espectadores recibían al entrar un cartón con diez círculos rosa numerados. Durante la proyección, cuando aparecía el número en una esquina de la pantalla, debían rascar el círculo y olfatear la fragancia que emanaba esa zona del cartoncillo. Las fragancias eran, por orden, las que siguen: rosas, pedos, pegamento, pizza, gasolina, marihuana, gas natural, olor de coche nuevo, zapatos sucios y ambientador de aire. Lo cierto es que el odorama funcionó lo sufiente para que la película de Waters llegara a estrenarse por aquí. Recuerdo la publicidad en los periódicos y el moderado revuelo de una crítica tan despistada como siempre (a diferencia de Almodóvar, que tanto le debe a Waters). Yo tendría unos 16 años y, burro de mí, no me acerqué a verla. Creo que fue la primera vez que tuve noción de la existencia del director de Pink Flamingos.

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