Argumento
Que mejor para combatir los intensos calores que estamos sufriendo en estas fechas, que una propuesta fresquita como la que nos ocupa (más por escenario que por originalidad), ni más ni menos que la nueva película del amigo Larry Fessenden, quien después de protagonizar “Jug Face”, de la cual nos hablaba nuestra querida, erudita y sexy Srta. Missterror en su estupendo análisis anterior, se pone detrás de las cámaras (y se le han visto buenas cosas en estos menesteres, sin ir más lejos aquella estupenda “The Last Winter” con Ron Perlman al frente o “Skin and Bones”, el que fuera uno de los mejores episodios de la fallida serie de terror para televisión “Fear It Self”, conocida dentro de nuestras fronteras como “Terror en Estado Puro”).
Pues bien. “Beneath”, que así versa la obra, nos adentra pese a que pueda parecer lo contrario, en uno de los subgéneros más controvertidos dentro del horror, el denominado “rape & revenge”, si bien es cierto que esta vez, la cosa viene con trampa, pues no nos encontramos ante el típico producto que muchos de vosotros estaréis pensando ahora mismo, ni mucho menos. Me explico. Y es que aquí, el término “rape”, no se refiere al anglicismo rape (violación), sino al pescado, al rape de toda la vida. Así que no haremos referencia a ninguna chica violada en la cinta de Fesseden. No, lo que nos ofrece “Beneath” es algo mucho más profundo que aquello, si bien en términos de violación también se podría hablar de “profundidad”... en este caso concreto, hablamos de profundidad marina.
Luego tenemos el término revenge (venganza), habitualmente referida a la venganza que estas chicas violadas y vejadas ejercen sobre sus agresores. Pero claro, si aquí no hay chica, no hay violación, ¿Quién y porque aplicará dicha venganza? Fácil. El propio Larry Fessenden. No se si por años de ostracismo a la sombra de otros ilustres del género que durante todo ese tiempo han cosechado más fama y popularidad dentro del género o si simplemente por traumas e inseguridades ocasionadas por culpa de su estilista, pero la realidad es que “Beneath” no puede catalogarse de otra cosa que de una venganza, en este caso, hacia el espectador. Por lo tanto, “rape & revenge”.
Os sitúo. Un grupo de jóvenes, muy amigos todos y de la misma forma, todos relacionados de una forma u otra con una chica rubia que copa los sueños húmedos de todo el ganado masculino del grupo. Más situación. Un viaje de fin de semana, de periodo vacacional, que se yo... un coche, una carretera y un destino recurrente, un bosque. Alejado de la ciudad, prohibido para el extranjero como bien indica una barrera que impide el paso a los autos. Extremando la situación. Se adentran en dicho bosque y en sus entrañas, no solo un lago, también un viejo que le advierte a uno de los chicos (de ascendencia o descendencia india), de que no es recomendable bañarse en el lago (¿qué sería de este tipo de destinos turísticos sin el clásico anciano nativo buen conocedor de las leyendas locales?). Como os podéis imaginar, los chicos harán oídos sordos a las advertencias y terminaran remojando sus carnes en medio del lago, lo cual, despertará a una misteriosa criatura...
… el rape. Uno bien gordo cogido prestado de alguna gran super producción de The Asylum y sacado totalmente de contexto, pues lejos de la falta de pudor, autoestima y vergüenza que caracteriza a todos los productos de tan infame productora, el pobre rape aquí ni siquiera va a poder cobijarse bajo la siempre oportuna sombra de la excusa (la excusa de que en ese tipo de subproductos todo vale), pues “Beneath”, lejos de auto proclamarse como una propuesta cómica o gamberra, se nos presenta como un título que se toma en serio a si mismo y por ende, que nosotros como espectadores, tenemos que hacer lo propio. Luego, te topas con ese rape gigante fabricado en cartón piedra que, eleva a los cielos la movilidad visual que tenían señores como Espinete y Don Pimpón (quien por cierto y tirando de hemerotecas, tiene la misma mirada que nuestro también querido, erudito y sexy Mariano Rajoy). Jodidos animatronics de la factoria Henson en comparación al pescado de marras.
La sensación de vergüenza ajena va in crescendo y es grande, muy grande, cuando vemos a ese pez emergiendo de las profundidades del lago para perseguir a ese grupo de despreocupados bañistas, quienes, homenajeando a aquella mítica historieta de la balsa vista en
“Creepshow 2”, tan solo tendrán una vieja barca de madera para protegerse de la criatura, si bien es cierto que como se suele decir, el hombre es el peor de los monstruos conocidos y por conocer y las mayores aberraciones del relato no se darán bajo las aguas del lago, sino sobre la propia barca. Engaños, traiciones, envidias, egoísmos y demás rasgos característicos del ser humano, se montarán una orgía tal sobre el vehículo, que a la postre, el pobre rape, terminará siendo poco más que una comparsa en el desarrollo de los acontecimientos.
Pero no sería justo descargar todas nuestras iras en la pequeña criatura, pues aquí hay más de un culpable y el pez, en el fondo, tiene excusa, pues no deja de ser un trozo de cartón, pero señores, ¿que excusa tiene por una parte el director? Un Larry Fessenden que ya ha demostrado su validez como cineasta en varias ocasiones y que aquí no roza, sino que soba y restrega la cebolleta contra el más absoluto de los ridículos firmando una de las películas más lamentables y sonrojantes del año (mucho más incluso que “Guerra Mundial Z” por más que los paladares más exclusivos de la merendola se empeñen en repetirlo) y por otra, los actores que claramente, no lo son, porque no se puede ser tan malo, no se puede reflejar tanta apatía, tanta desconexión y tanta indiferencia antes los hechos que están aconteciendo a su alrededor. Que uno no puede ver como acaba de morir su amiga de toda la vida y poner cara de me muero por hacer la siesta pero me tengo que ir a currar.
Por no hablar de los señores que han escrito el guión, un absoluto cúmulo de situaciones carentes de sentido alguno y decisiones a todas luces incomprensibles que pueden llegar a volver loco a más de uno si no termina por tomarse la película como lo que realmente es más le pese, una absoluta tomadura de pelo cómica, además, de sin gracia alguna, que solo puede pasar con altas cantidades de alcohol en sangre o bien, por la extrema escasez de títulos en nuestro disco duro. Así que por lo tanto y aunque solo sea por una vez, hacerle caso al tipo raro que os advierte de los peligros del lugar, recoger vuestros bártulos, guardaos las hormonas en la bragueta, montaos en el coche y poned tierra de por medio por que “Beneath”, es ahora mismo, una de las peores cosas que podéis llevaros al paladar.
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