Con un presupuesto muy bajo, la idea es meter un grupo de jóvenes en una misteriosa mansión donde no existen reglas ni lógica: ¿Qué sentido tiene que una mujer se meta por una teta, o mejor dicho por el pezón una barra de labios?
Semejante secuencia ya antológica del cine de terror define la ideología o intenciones de este film.
Nada es lo que parece, y los jóvenes van muriendo y siendo poseidos por fuerzas diabólicas. Zombies, demonios, fantasmas, mutilaciones, posesiones, etc... Dentro del mrco de una fiesta en la noche de Halloween.
Se trata de una lucha por la supervivencia dentro de una especie de pesadilla ya que parece imposible salir de los muros insalvables de la terrible mansión.
Un pequeño clásico que si bien no es perfecto y a veces se queda bloqueado o no logra mantener el ritmo, al menos entretiene bastante, que es lo que cuenta.
Es gracioso pero mirad las fotos de la rubia con el moreno. Cuando están apoyados en la puerta, ella está abierta de piernas y el parece que está empalmado. Casi se diría que se están masturbando el uno al otro. Ha, Ha, Ha... Y en la otro foto, tumbados sobre la tierra, la rubia tiene los pezones más duros que los tornillos de un submarino. ¡Aquí hay tomate!
Para completar mis delirantes comentarios, escenas más evidentes, como Linnea Quigley enseñando su potorro teñido de rubio y Jill Terashita (la asiática) enseñando las tetitas antes de morir con el cuello retorcido como el de un pollo.
El film recaudó escasos 2 millones de dólares en cines USA.
No se porqué, me parece más interesante la secuela en todas sus líneas que el original. Al menos tiene más ritmo, más escenas, más comedia y un mejor clímax final. De todas las maneras aquí tenemos un film ENTRETENIDO y con DETALLES CURIOSOS que merece la pena ver.
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