Entre los filmes que hemos podido ver debemos destacar, Boyhood, en el entorno de libertad y alteración que supone toda la obra, no siempre admirable, de Linklater; El gran hotel Budapest donde Wes Anderson sigue demostrando ser uno de los realizadores más originales del cine americano; El viento se levanta o cómo Miyazaki, en su adiós al cine, muestra cómo el cine de animación puede contar mucho más que conductistas y repetitivas historias infantiles; Begin Again, Mommy, Her, El congreso y Upstream Color muestran también sus ansias innovaciones. Sorpresa ha supuesto la polaca Ida, de Pawilowski, una reflexión sobre el pasado y el presente de Polonia en una historia con ecos de Viridiana de Buñuel, que ha conseguido auparse a los primeros premios del cine europeo. En otro orden de cosas, y dentro de unos planteamientos más clásicos, no hay que olvidar el tour de force que supone, dentro de su tono personal, La venus de las pieles de Polanski, sin olvidar los curiosos acercamientos al biopic real (Mr. Turner, The grandmaster, El lobo de Wall Street, Big eyes) o imaginario (A propósito de Llewyn Davis), en un momento en el qu el cine se ha volcado sobre este, digamos, género. De hecho el cine de 2015 se ha abierto con dos biopics muy brillantes: The imitation games —sobre Alan Turing— y La teoría del todo —sobre Stephen Hawking—. El primer título va mucho más de la simple historia del personaje (el excelente matemático precursor de los ordenadores) para plantear una reflexión, entre otras cosas, sobre una época convulsa y un país. Pero hay un filme que ha sobrevolado sobre todos los demás en 2014. Y es, naturalmente, la última obra de ese joven de 85 años que es Jean Luc Godard, Adiós al lenguaje. Cine revolucionario en la forma y en el fondo, abierto a todo en su simplicidad. Sugerente, reflexivo, impenetrable, polémico, sigue mostrando que el cine tiene aún mucho campo para reflexionar sobre cuál es su papel y cuales sus límites expresivos. Lástima que para su exhibición entre nosotros se haya amputado en parte al habérsenos negado su visión en 3D, sistema que servía al gran director para jugar, aprehender y desmontar el mismo sentido del relieve en cine. De todas maneras como (más o menos) decía Godard cuando fue invitado al último festival de Cannes, en el que se proyectó su filme: “No puedo aceptar estar ahí con ustedes porque yo ya estoy en otro lugar”. Es decir, en otras propuestas, las presentes en Adiós al lenguaje para Godard, muy probablemente, ya han quedado antiguas. Esperemos, pues, sus nuevas obras Diez títulos importantes A propósito de Llewyn Davis (Joel y Ethan Coen, 2013) Adiós al lenguaje (Jean Luc Godard, 2014) Boyhood (Momentos de una vida) (Richard Linklater, 2014) El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) El viento se levanta (Hayao Miyazaki, 2013) La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014) Mr. Turner (Mike Leigh, 2014) Nebraska (Alexander Payne, 2013) Perdida (David Fincher, 2014) Sueño de invierno (Nuri Bilge Ceylan, 2014)
Ana CíscarUn año de gran cine
Coincido, supongo que como todos, que este año 2014 ha sido un año de muy buen cine. En mi año cinematográfico sobre todo destacaría algunos títulos que se caracterizan por su sencillez, pero que son en realidad grandes películas, como el caso de Nebraska, Oh Boy!, o Frances Ha, casualmente todas ellas con una fotografía en blanco y negro impecable. Por otra parte, la presencia de la música. Para todos aquellos que disfruten con Nick Cave & The Bad Seeds, y en general para todos los creadores, el documental 20.000 días en la Tierra ha sido todo un regalo este año, junto con la última de los hermanos Coen y sus innumerables referencias a iconos como Bob Dylan o Hank Williams. También nombraría Jersey Boys de Clint Eastwood y Alabama Monroe, que aunque considero que es una película digna pero bastante menor en comparación, seguro que no defraudó a los amantes de la música de raíces americana. Finalmente, me veo casi en la obligación de señalar el estreno televisivo True Detective. Para mí, la serie del año. Mis preferidas 20.000 días en la Tierra (Ian Forsyth y Jane Pollard, 2014) La isla mínima Frances Ha (Noah Baumbach, 2012) Enemy (Denis Villenueve, 2013) Dallas Buyers Club (Jean Marc-Vallée, 2013) Oh Boy! (Jan Ole Gerster, 2012) Her (Spike Jonze, 2013) Nebraska El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013) A propósito de Lewyn DavisÁngel San MartínLa sal del cine
El cine nos ha enseñado que los finales se identifican por el ritual que les acompaña. Los balances sobre lo mejor y lo peor de los 365 días transcurridos son una parte del ritual que acompaña el final de cada año. El cine, en sus diferentes facetas, no escapa tampoco a este juicio final. De hecho, según distintos activistas del balance, el pasado fue un año extraordinario para el cine, y también para el español. Lo que no queda claro en los comentarios es si el éxito lo reconoce únicamente el sector de la producción, el de la distribución, el de la exhibición, la excelencia de los equipos técnicos y artísticos o es la ciudadanía que acude a las salas cuando las entradas tienen amputado el IVA matón del 21%. Bueno, también podría ser que el presunto éxito del cine en el 2014 se deba a una conjunción de factores provenientes de esos sectores. Lo malo es que la fusión de los presuntos factores no queda representada en las cifras con las que los gestores gustan resumir el pasado. A todo esto, ¿por qué les estoy contando algo que no es propiamente un balance de fin de año sobre el cine que, según creo, es lo que me han pedido? Es posible que haya comenzado con esas reflexiones por algo muy coyuntural: buscando un regalo en una tienda me tropecé con un libro titulado Posiciones en la enseñanza de E. Ellsworth (Akal, 2014). El índice me cautivó tanto que lo adopté como mi regalo de navidad. Y lo que ustedes se preguntarán es qué tiene que ver este libro con el balance sumarísimo que nos piden hacer aquí. La autora de este ensayo es una estudiosa del cine, campo del que toma la teoría de “el modo de direccionalidad” para tratar de explicar lo que sucede en las aulas y aplicarlo al análisis de la enseñanza. No, no se preocupen, no les resumiré aquí los axiomas de dicha teoría. Sencillamente les diré que los datos de taquilla de una película y los premios cosechados durante un año dicen muy poco de esos productos cuantificados y mucho sobre lo transcurrido durante el lapso de tiempo evaluado. Incluso sería imprudente, según el libro citado, tomar a unas pocas películas como representativas del año clausurado. Uno de los postulados de la direccionalidad fílmica mantiene que en el acto de recepción de una película se fusiona lo social y lo individual, lo particular y lo colectivo. Se borran los límites entre lo uno y lo otro en favor de formas absolutamente imprevisibles. De modo que la lectura de este libro me permite hacer algunas observaciones sobre el año cinematográfico sin abusar de los “datos objetivos”. Por ejemplo, afirmar que las películas más vistas del año anterior dicen bastante del público. Por la misma razón que también dicen mucho de los productores, de los exhibidores y de las políticas culturales de este país. Si son esas las películas más vistas, entonces cabe pensar que la ciudadanía no acaba de superar la crisis, incluida la personal. Pues se trata de películas que, además de tributar a un IVA anticultura (el 21%), rinden tributo a lo identitario, aunque sea en términos jocosos. Pues crisis de identidad y de convicciones es lo que refleja esa película en la que una pareja de policías nos muestran que hacen bien su trabajo. O esa otra en la que un chico guapo se pavonea, haciendo de camello con una espectacular moto de agua, ante la chica guapa del lugar a la que lleva en el portabultos. Por no hablar de la “versión de chiste lepero”, en la que se convierten las peripecias de una chica vasca festejando su crisis matrimonial en Sevilla. Y puestos a ser quisquillosos con las identidades, hasta ese espectacular homenaje visual al fotógrafo Sebastián Salgado, escapa a la desconsideración hacia las igualdades de género o de raza. En fin, cuando unos hablan de las películas más vistas y otros comentamos las que más o menos nos han gustado, entre todos reconstruimos la direccionalidad al encuentro con el cine. Parafraseando el título de esa interesante película, aún en cartelera, el cine es la sal de la vida, y esperemos que también del año recién empezado. Inicio que aprovechamos para proclamar nuestra identidad: ¡Je suis Charlie! Mis preferidas Jimmy’s Hall (Ken Loach, 2014)Relatos salvajes (Damian Szifron, 2014)
La isla mínima
La sal de la tierra (Wim Wenders, 2014)
Mil veces buenas noches (Erik Poppe, 2013)
El gran hotel Budapest
Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014)
Nebraska
El lobo de Wall Street
Philomena (Stephen Frears, 2013)
Ángel VallejoEl año de McConaughey
Abandonamos el Segundo Año Triunfal del IVA al 21%, una medida tan ominosa como ineficaz en lo que a sus confesados —y probablemente inciertos— objetivos concierne. El aumento de la recaudación para el Estado ha sido ínfimo, pero en beneficiosa contrapartida para el Gobierno, muchas salas de cine y muchísimos exhibidores han tenido que bajar la persiana. Conseguir el objetivo de acogotar a los molestos cineastas también da como resultado un aumento del empobrecimiento y el paro (en 2013, se tuvo un 30% menos de público, 16% menos de recaudación bruta y un 22% menos de recaudación neta), pero esos parecen ser sacrificios mínimos en nombre de la domesticación del cinetariado. Hemos de esperar a los resultados finales de 2014 para evaluar en su conjunto esa nefasta política, pero a pesar de una probable mejoría este año —debida a la gran recaudación de filmes como 8 apellidos vascos, El niño, La isla mínima o Torrente 5— los daños objetivos a la industria son imposibles de maquillar, máxime si añadimos al sector audiovisual valenciano, con la puntilla que supuso a finales de 2013 el cierre de Canal 9 y cuyos resultados se han dejado sentir este año. Parecido resultado hemos tenido en cuanto a la producción cinematográfica, aunque ha de hacerse constar que una mala política cultural no puede en absoluto minar la iniciativa artística. La bajada cuantitativa de la producción no ha mermado la calidad de nuestro cine. No se puede matar la creatividad y el talento Así, paradójicamente, 2014 ha sido un año en el que a mi juicio han triunfado el cine español y el independiente; a los títulos españoles antes mencionados, debiéramos añadir películas como Boyhood, El gran hotel Budapest, Frank o Dallas Buyers Club. En honor al actor principal de ésta última, creo que 2014 ha sido el año de Matthew McConaughey, puesto que además de ganar el Oscar por esta cinta, protagonizó la serie True Detective, y las películas El lobo de Wall Street e Interstellar. Para 2015 nos tiene prometidas grandes e interesantes producciones, tanto en lo independiente, junto a Gus Van Sant, como en lo comercial, con la adaptación de La Danza de la muerte de Stephen King. Mis preferidas Boyhood (Momentos de una vida) El viento se levanta El gran hotel Budapest Upstream Color (Shane Carruth, 2013) Perdida La isla mínima Al filo del mañana (Doug Liman, 2014) Dallas Buyers club A propósito de Llewyn Davis Frank (Lenny Abrahamson, 2014)Carlos Losada¿Pocas o muchas imágenes perdurables?
Pues, váyase a saber si 2014 tiene, cinematográficamente hablando, sentido o no. Porque lo cierto, al menos personalmente, es que quedan pocas imágenes en nuestra retina y aún menos en nuestra sensibilidad. De todas las películas citadas, y algunas me dejo para no cansar, se retienen secuencias puntuales, imágenes que aún recuerdo. Y esa sensación turbadora y hasta inquietante, de que el cine desde sus comienzos, ha avanzado mucho técnicamente, cierto; pero, en temas, tratamientos, insolencia, perspicacia, audacia, cotidianidad, entre otras, ha estado siempre en un quiero y no puedo. Y desde hace años, incluso retomando argumentos del pasado para captar al huidizo público, que cada vez acude menos a las salas. Así no se consigue tener audiencia, salvo los contados escarceos para andar por casa, y se corre el peligro de alejar todavía más a los espectadores que permanezcan fieles. Por tanto mi petición para 2015 es que, por favor, los que aún quedan vuelvan a hacer cine, así, sin mayúsculas, ni estereotipos. Eso deseamos Mis filmes preferidos Boyhood (Momentos de una vida) Mr. Turner Nebraska La sal de la tierra Dos días, una noche (hermanos Dardenne, 2014) A escondidas (Mikel Rueda, 2014) Adiós al lenguaje Trash: ladrones de esperanzas (Stephen Daldry, 2014) Vivir sin parar (Kilian Riedhof, 2014) Moliere en bicicleta (Philippe Le Guay, 2013)Ferran RamírezTítulos que no llegan
Para empezar este resumen del año 2014, quien esto suscribe debe expresar su pesar porque dos de las mejores cintas del año no han sido aún estrenadas en España mientras que se han ido estrenando en el resto de países: Under the skin, de Jonathan Glazer, y el maravilloso animé The tale of Princess Kaguya corren el riesgo de no estrenarse en territorio español. Dado que no pueden figurar en mi particular listado de las mejores de 2014, debo honrarlas al menos mencionándolas en estas líneas. Dicho esto, uno celebra que el cine siga buscando nuevas formas de narración, y expresión, plasmación y sensación, que difieran de las estructuras tradicionales, aunque éstas por supuesto sigan siendo vigentes y nos proporcionen grandes obras. La convivencia del experimento con la narrativa clásica es la principal característica de la lista de mis 10 mejores. Y para alguien que suele renegar del cine español es un privilegio poder decir que este año de cine español que ya se ha cerrado puede darse con un canto en los dientes: primero, por lograr estrenar películas más interesantes que los prototípicos filmes malos de terror barato (que aún los hay, claro); segundo, por haber elevado la calidad e inventiva de la producción; y tercero, por haber logrado meter filmes españoles de calidad en festivales en los que han cosechado premios. Vamos por buen camino. Mis títulos del año Upstream color Sueño de invierno Boyhood (Momentos de una vida) Interstellar (Cristopher Nolan, 2014) Perdida El congreso (Ari Folman, 2013) La isla mínima Adiós al lenguaje The grandmaster (Wong Kar-Wai, 2013) El gran hotel BudapestFrancisco NietoPrecios e IVA
La subida del IVA del 8 al 21 por ciento, de la que ahora se cumplen dos años, sigue dando jugosos dividendos para las arcas de Hacienda (23.1 millones de euros en concepto de IVA, aunque las partidas públicas dedicadas al cine siguen bajando en picado), mientras los pobres españolitos de a pie tenemos que dejarnos lo que no tenemos para poder apoyar a un cine tan denostado por las instituciones como es el nuestro. Un puñado de buenas películas (y algunas también infumables) y un taquillazo incontestable (que no es Torrente 5, aunque parezca mentira) salvan los muebles en un año en el que otros países vecinos como Francia (siempre Francia, qué envidia) han tomado decisiones drásticas y muy adecuadas con los tiempos difíciles que corren para apoyar a sus respectivas cinematografías que aquí estamos a años luz de comprender. El cine en las escuelas simplemente no existe (allí existe un sistema, Ecole et Cinema, que es para aplaudir y no parar), así que la formación de futuros cinéfilos tampoco. ¿Cuándo se darán cuenta de que es básico formar a los niños y jóvenes en este noble arte? Y para colmo, políticas como las de la Warner de no bajar los precios en taquilla ni en el día del espectador nos lleva a situaciones tan incoherentes como la de que una familia de cuatro miembros que quisiera ir a ver Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo en 3D un día cualquiera debía desembolsar la bonita cantidad de cerca de cuarenta euros, eso sin contar las palomitas o la Coca-Cola. Tal y como está el patio sigue siendo un milagro que las personas sigamos yendo al cine. Pero como sarna con gusto no pica, ahí estamos como un rebaño maltratando dejándonos parte del sueldo en ver cosas como Los Pitufos 6, Los Mercenarios 8 o Fast and The Furious vete tú a saber. Menos mal que nos quedan los festivales y algunas plataformas on-line para poder ver cine diferente y desde luego mucho más interesante que la mayoría de blockbusters que hay que soportar. Ah, y ojito al 2015 porque China a la chita callando va expandiendo su poder y vamos a tener más de una coproducción jugosa y espectacular, incluyéndonos a nosotros, que el mes pasado firmamos un acuerdo a dos bandas para fomentar el trabajo conjunto entre ambas cinematografías. Los títulos preferidos A propósito de Llewyn Davis The Grandmaster El lobo de Wall Street Her El gran hotel Budapest El viento se levanta Carmina y amén (Paco León, 2014) Hermosa juventud (Jaime Rosales, 2014) Un toque de violencia (Jía Zang Ke) Sueño de inviernoGala GraciaGrandes títulos
El año 2014 ha estado repleto de grandes títulos, tanto a nivel nacional como internacional; desde la magnífica y tan esperada obra de Richard Linklater, Boyhood, hasta la inquietante y sobrecogedora Magical Girl de Carlos Vermut; junto con nuevos giros en el cine de ciencia ficción, en títulos como Her o Interstellar; así como críticas a la corrupción de la casa en Justi & Cía, o en thrillers que tocan el lado más gris de nuestra sociedad en El niño o La isla mínima. El humor ha tenido un gancho especial en un público que cada vez lo reclama con más ahínco, en momentos donde reírse es más que necesario para suavizar los problemas del día a día. Sobra destacar el taquillazo Ocho apellidos vascos, una comedia fresca con puntos muy divertidos. De Hispanoamérica nos llegó otro gran éxito, Relatos Salvajes, donde el humor negro demuestra haber superado todo tipo de barreras. No podía faltar el padre del cine, Hollywood, con una magistral interpretación de Bill Murray en la divertida St. Vincent. Ha habido también una gran afluencia del cine de acción, que se ha destacado por las secuelas, que tanto fidelizan a un gran público de masas. Es el caso de Los juegos del hambre: Sinsajo (Parte 1), El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos o Los mercenarios 3. Pero también Hollywood ha apostado por llevar a la pantalla momentos épicos de la historia bíblica, como es el caso de Noé o Exodus: Dioses y reyes. Sin duda se trata de un año de contrastes, de historias variadas, con nuevos y originales enfoques en algunos casos, o fieles a los esquemas de su temática en otros; pero que enriquece de igual modo el panorama cinematográfico, dotando al espectador de una mayor capacidad de elección. Una despedida por todo lo alto al 2014. Las películas destacadas Boyhood (Momentos de una vida) Her Relatos salvajes El gran Hotel Budapest Magical girl (Carlos Vermut, 2014) La sal de la tierra Begin again (John Carney, 2013) Gabor (Sebastian Alfie, 2013) Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014) La isla mínimaGloria BenitoLa influencia de los maestros
Lo que me satisface y conmueve es constatar la influencia de los grandes maestros como Bergman en algún cineasta turco, lo que demuestra la universalidad del lenguaje cinematográfico y la eficacia del talento para explorar el interior del ser humano y sus conflictos vitales y existenciales. La importancia del devenir temporal como ingrediente esencial de la naturaleza del ser humano nos es mostrada con la contemplación de los cambios sucedidos en la vida de un muchacho, que se convierte en símbolo de las transformaciones familiares y sociales en que su vida se desenvuelve. Así, el mejor cine insiste en el análisis de los grandes temas como la corrupción del poder, los estragos de la vejez, y la muerte. También el sexo como fuente de conocimiento y elemento explorador de la naturaleza del hombre es sometido a nuestra consideración mediante la articulación de discursos, distintos pero próximos, como son los del teatro y el cine, o el teatro dentro del cine. Los experimentos cinematográficos han sido frecuentes durante este año, desde la recuperación del blanco y negro para enfatizar la trágica situación, económica y cultural, de la América profunda, hasta la filmación prolongada en el tiempo del transcurso de una vida para construir un relato sincero y coherente. El cine español ha mostrado su solvencia en el arte de contar historias con un fondo negro y una buena caracterización de personajes, con una profundidad que no desmerece la tensión narrativa necesaria para suspender la atención del espectador. Las películas de acción, si trasladan algo más que el mero entretenimiento, son dignas de figurar entre las favoritas o las mejores. El suspense también puede derivar en arte cuando se integran con maestría la patología criminal, la inmoral manipulación de los medios de comunicación, y especialmente la televisión, y una demoledora concepción del matrimonio como escenario del más cruel ejercicio del dominio y del poder de la mujer sobre el hombre. Pero lo que no deja de asombrarme y provocarme una intensa emoción es la constatación de que el buen cine consiste en explicar los más escondidos y comunes conflictos de los hombres con un lenguaje elegante, sobrio y sencillo sólo en apariencia. Mi selección Al revisar mis recuerdos sobre el cine en este año 2014, me doy cuenta de las pelis que me he perdido. Por ello sólo voy a seleccionar seis como las que más me han gustado, aunque quizá no sean las mejores: Sueño de invierno Nebraska Boyhood (Momentos de una vida) Perdida La isla mínima La Venus de las pieles (Roman Polanski, 2013)Israel PérezQuiero estrenos en casa
Cada día el cine está más lejos. La gasolina, los víveres previos o posteriores al evento y el precio, el elevado precio, el creciente precio de las entradas de cine complican la asistencia. Cada día, el cine es más caro y lamentablemente más insatisfactorio. El acto social de compartir película con otras personas es más desagradable. No nos respetamos los unos a los otros. Las señoras que comentan la película en voz alta, los jóvenes alborotadores, los hambrientos que arañan el cartón de palomitas creyendo que encontrarán un doble fondo o la madre que no tiene donde dejar a su bebe y entra con él a ver una película de terror. Mientras pases por taquilla, todo vale. Nadie llama la atención a nadie, nadie te dice cuál es tu butaca. Pagas un buen dinero por ver y oír una película, que te pueden proyectar desenfocada mientras escuchas los efectos especiales de la película de la sala contigua. Todo ha cambiado, no sólo el precio, y nadie parece darse cuenta. No quiero que desaparezcan las salas de cine, pero quien las disfrute así allá él. Estoy preparado: tengo un sofá cómodo, un buen televisor, conexión a internet y una tarjeta de crédito. Quiero ver estrenos de cine en casa y estoy dispuesto a pagar. No creo que sea el único. ¿A qué esperan? Las películas seleccionadas A propósito de Llewyn Davis La Venus de las pieles Nebraska Boyhood (Momentos de una vida) Perdida Her El hombre más buscado (Anton Corbijn, 2014) Black coal (Diao Yinan, 2014) Enemy Un toque de violenciaJorge LázaroAño de buen cine
2014 ha sido un año de buen cine en nuestras salas. Es más, ha sido un año de cine sobresaliente, siguiendo la estela del año pasado, y lo ha sido en la gran mayoría de sus géneros. Espectadores de cualquier tendencia han podido disfrutar de apuestas importantísimas, una buena mayoría de ella tan esperadas como bien resueltas, en ámbitos tan dispares como el cine de autor, el documental, o el blockbuster más espectacular de nuestros días. Así, estos han sido unos meses que han visto el regreso de directores que hoy en día son un pilar del séptimo arte: algunos de las últimas décadas, como los hermanos Coen (con A propósito de Llewyn Davis), Aronofsky (y su extraña llegada al cine más comercial con Noé), Fincher (con el thriller Perdida), Linklater (renovando la forma con Boyhood) o Nolan (con la tremendamente ambiciosa y por ello mismo muy polémica Interstellar); y otros ya verdaderas leyendas: Ridley Scott atacaba la épica bíblica con Exodus: Dioses y reyes, Scorsese traía El lobo de Wall Street, Miyazaki se despedía del mundo del cine con la preciosa El viento se levanta (meses antes de llevarse el Oscar honorífico), y el incombustible Godard presentaba ese experimento que tanto honor hace a su título de Adiós al lenguaje. Todos ellos se han combinado con una fuerte apuesta por el cine documental, especialmente centrado en figuras del ámbito musical (Antonio Vega, Paco de Lucía, Nick Cave…), o con una serie de blockbusters de factura impresionante (El amanecer del planeta de los simios, Capitán América: El Soldado de Invierno, X-Men: Días del futuro pasado, o la divertidísima Guardianes de la galaxia). Incluso en este ámbito apuestas como la de Noé han pretendido aportar algo más a un género trillado y del que no se esperaban muchas sorpresas. Y lo mismo ha ocurrido con el cine en español, que ha triunfado entre crítica y público con Ocho apellidos vascos, El niño, La isla mínima, Magical girl, o la coproducción hispano-argentina Relatos salvajes. Obviamente, también ha habido mal cine. Eso siempre es de esperar, dado el elevado volumen de títulos. Pero en general, 2014 ha sido un año de buen cine. Ha sido un año de apuestas arriesgadas, casi todas llevadas a buen puerto; ha sido un año de calidad y variedad. Ha sido un año de renovación, experimentación y valor. Un año en que el cine ha sido cine, de verdad. Top 10 El viento se levanta Interstellar Dallas Buyers Club El congreso A propósito de Llewyn Davis Nebraska Her Perdida Relatos salvajes Guardianes de la galaxia (James Gunn, 2014)Juan de PablosBuen cine documental
2014, es un año en el que se ha acentuado el declive del cine norteamericano, aunque con excepciones muy estimables, como pueden ser los casos de Boyhood, Nebraska o Perdida. Un segundo rasgo a señalar es el gran éxito comercial de varias películas españolas, como Ocho apellidos vascos, El niño o La isla mínima. Y finalmente, señalar el éxito del género documental, con películas en las salas comerciales como La sal de la tierra o Sacro Gra. Los títulos escogidos Nebraska Boyhood (Momentos de una vida) Her La isla mínima Perdida La entrega (Michael R. Roskam, 2014) Relatos salvajes Mr. Turner La sal de la Tierrra Sacro Gra (Gianfranco Rosi, 2013)Juan Francisco Alvárez
El viento se levantaBoyhood (Momentos de una vida)
El gran hotel Budapest
Interstellar
Perdida
Sueño de invierno
Adiós al lenguaje
Lucy (Luc Benson, 2014)
Mr. Turner
La isla mínima