En 1982 Ik-hyun es un funcionario de aduanas corrupto que está a punto de ser despedido. Decidido a dar un último gran golpe, al intentar vender una bolsa llena de heroína termina aliado con uno de los jefes mafiosos más importantes de Busan, Hyung-bae. Ik-hyun se gana la confianza de Hyung-bae de inmediato gracias a su imparable verborrea, y así la fuerza de uno y las habilidades del otro permitirán a ambos convertirse en los amos de Busan. Pero al llegar los años 90, el gobierno anuncia la guerra abierta contra el crimen organizado, y es entonces cuando empiezan a aparecer grietas en su relación. La guerra abierta por el poder absoluto ha comenzado.
A pesar de la duración de la película (133 minutos), la trama te mantiene enganchado todo el tiempo, gracias en buena parte a las actuaciones de Choi Min-Sik (“Old Boy”, “I saw the devil”) y Ha Jung-Woo “The Yellow Sea”, “The Chaser”). Para Choi Min-Sik supone el retorno a la gran pantalla después de dos años de descanso tras su histórica interpretación en "Encontré al Diablo" de Kim Jee-woon. También representa la segunda colaboración entre el actor Ha Jung-woo y el director Yun Jong-bin tras "The Unforgiven" y "Beastie Boys".
El personaje de Choi Min-sik es el del anti-mafioso, porque no es precisamente un Al Pacino en “Scarface”. Esto es, no tiene la intuición ni la ambición para los negocios turbios, sino que es más bien un bufón con discursos chulescos que nos arranca una sonrisa. Un listillo que primero se corrompe como funcionario público y después, a raíz de ser familiar de uno de los gánster más importantes de Corea, se introduce en el mundo del hampa. Su calificativo sería el de un listo que sale de la pobreza para convertirse en un gánster en un momento en el que el país se está poniendo manos a la obra para combatir la mafia. De hecho, la película reza en su introducción que la historia se basa en el pulso tomado por parte de las instituciones para acabar con los grupos organizados ilegales en Corea del sur en los años 80-90.
La película no innova y en ciertas partes es predecible y rutinaria, además de carecer prácticamente de acción. La historia se centra en conversaciones en karaokes y restaurantes, y la poca acción que hay no contiene pistolas; la mafia coreana va con palos y cuchillos. Cualquier objeto es usado para abrirle la cabeza a su oponente (botellas, un micrófono, una carpeta…). Y como en una reunión en un bar uno le acaba pegando en la cabeza a otro gánster y así en la segunda reunión y en la tercera, pues acabas por comprender de que no vamos a ver mucha más acción que esa.
Como detalle curioso, hay una escena muy similar a la de “Casino”. Concretamente, la escena en la que el personaje de Joe Pesci es apaleado y enterrado con vida, al final del film.
En su país de origen ha conseguido más de 4 millones y medio de espectadores y 32 millones de dólares recaudados en taquilla. Gracias al compromiso que Mediatres Estudio tiene con el cine asiático, podremos verla en nuestras salas comerciales de cine.
El thriller está producido por Showbox/Mediaplex, dirigido y guionizado por Yun Jong-bin, con música de Jo Yeong-wook, dirección fotográfica de Go Rak-Sun y forma parte de la Sección Oficial de largometrajes a concurso del Festival de Cine de Sitges.