Algunas veces la realidad supera la ficción, no es posible que esto sea real, es totalmente imposible que esto no sea ficción...pero la realidad supera la ficción. Así se resume "Compliance". Escudriñando un poco bajo los significados de estas frases es donde encontramos todo el significado de una película complicada, complaciente, desesperante y por muy inverosímil que parezca, real, porque el golpe maestro de "Compliance", es que está basada en hechos reales y en que el espectador es incapaz de creerse que lo que ve en pantalla haya sucedido realmente.
Nos situamos un viernes en un restaurante de comida rápida. La encargada, de esas que parece que van a heredar la empresa, reparte el trabajo, recuerda la importancia de ser buenos profesionales e insiste en que los fallos no son una opción. Los empleados hacen que escuchan, resoplan y comienzan su jornada. Cada uno de ellos, tiene su vida fuera del trabajo, en realidad no te importan ninguna de ellas, pero conoces esa sensación de trabajar esperando que pase tu jornada para volver a TU vida, a una vida que no eres capaz de mostrar en el trabajo por si también tienes que exponerla a los deseos de algún jefe incompetente.
El comienzo de "Compliance" es pausado, un micromundo dentro de un mundo que no se nos muestra. Diálogos sin trascendencia y poca información de los personajes. De repente una llamada telefónica. A un lado del teléfono la policía, al otro, Sandra, la encargada del restaurante. Una pequeña excusa y un tono de voz convincente es suficiente para que se desate el caos y nos adentremos en un alucinógeno combate de palabras-acciones que es difícil de encajar por dos motivos: primero, porque el grado de sinsentido crece con cada nueva frase, y segundo porque el espectador siente que la historia cada vez se vuelve mas rocambolesca y se descuelga de la realidad de manera progresiva, y es ahí donde se encuentra la gran baza de "Compliance", en que la historia, como historia, no se sostiene por ningún sitio y sin embargo está basada en hechos reales documentados, vamos, que si fuera pura ficción, estaríamos diciendo que el guión es imposible, que está cogido con pinzas... y precisamente esa es su grandeza, en que te tiras toda la película con la misma frase en la boca "no me lo creo", y sin embargo HAY que creerlo, porque todo lo que se narra en la pantalla sucedió en la realidad (que definitivamente es mucho mas aterradora que la ficción).
"Compliance" nos detalla la evolución del sinsentido, del temor, de las consecuencias de una mala decisión tras otra, nos enseña los extremos de la permisividad, nos lleva a un lugar claustrofóbico donde no eres capaz de ponerte en la situación de nadie, pues tu cabeza, en su lógica, es incapaz de ponerse en el pellejo de ninguno de los personajes.
Situémonos de nuevo, Becky, una trabajadora normal y corriente, es acusada telefonicamente del robo de la cartera de un cliente por alguien que dice ser agente de policía. Este supuesto agente, pues el punto caliente de toda la historia, es que nunca se contrasta la información que uno de los interlocutores va vomitando, mientras el otro interlocutor es obligado a hacerlo constantemente, pues como digo, este supuesto agente, incita a retener a Becky en un almacén, y con la excusa de unas menores consecuencias para la "ladrona", pide a cambio una mayor colaboración por quien en ese momento está al otro lado del teléfono. Comienza así un estampida de órdenes dichas con el tono adecuado en cada momento, que llevan a las mas desquiciantes situaciones, en las que todo el mundo en el almacén consiente. La vejaciones comienzan pronto, nadie parece ver nada raro en ellas, ni el que las comete, ni el que las sufre, solo se dejan hacer, son las marionetas que se mueven porque alguien maneja sus hilos. Curiosamente quien maneja esos hilos, quien orquesta toda la situación, es la única persona consciente de que aquello es un sinsentido, y lo disfruta (logicamente hablo de la voz que ordena al otro lado del teléfono). El grado de manipulación es tal, que todo el mundo en ese almacén pierde su identidad, y cuando digo todos, es todos, pues por ese almacén no solo pasa Sandra, la encargada, a quien es fácil convencer bajo al premisa de que ella es el símbolo de la profesionalidad, por ese almacén pasan al menos cinco personas más, y sólo dos son capaces de ver la anormalidad de esa situación, el resto acepta unas órdenes de alguien que no se identifica y al que le basta su dialéctica para sobrepasar todos los límites. Y ¿en qué se basan esas órdenes? Pues en un sometimiento absoluto por parte de quien realiza las vejaciones y quien es vejado, porque en "Compliance" no hay víctimas y a la vez todos lo son. Becky, que es la víctima por excelencia, muestra una total disposición a acatar todo lo que se la ordene por muy disparatado que sea (y he dicho disparatado por no decir que lo que está sucediendo en pantalla termina convirtiéndose en una puta locura), los "agresores" también acatan con complacencia aquello que se les exige por el bien de Becky y el bien común.
Y en todo esto, el espectador, que no deja de pensar "esto es imposible que haya sucedido" , "¿pero nadie se está dando cuenta de la situación? , "Pero, ¿cómo se deja hacer eso?", "pero si esta situación no tiene ni pies, ni cabeza..." Y efectivamente, nada tiene sentido, y no eres capaz de empatizar con la víctima, pues hay consentimiento, no crees lo que ves, y sin embargo todo es real. Hasta aquí me quito el sombrero ante su director, Craig Zobel, pues consigue algo realmente difícil, que es hacer de lo sencillo (basar tu historia en algo real debería ser sinónimo de obtención de la simpatía por parte de un público, que en estas tesituras, suele ser crédulo), algo extremadamente complicado (lograr que no se crea algo que realmente sucedió). Este es realmente el mérito de "Compliance," que te lo cuentan y no te lo crees, pero ¿cómo funciona como historia para mostrar en una pantalla? Pues ahí es donde me temo, que la cosa se tuerce, pues a mitad de la película, una vez que ya has entendido el concepto, se estanca, ya no puede ofrecerte nada nuevo, ya no hay sorpresa, solo esperas los siguientes pasos, que tu lógica (sí, esa que creemos que todos tenemos y que los protagonistas de la película también creían tener y resultó que no tenían ) va adelantando.
El principal problema en "Compliance" es que se hace monótona, hace que vayas perdiendo interés y que lo que como idea te parece una genialidad de dificultad alta, como sucesión de imágenes se hace pesado y difícil de seguir sin cambiar de posición cuarenta y tres veces en el asiento para no perder el interés total.
El argumento es duro, el guión está magníficamente elaborado, las actuaciones son sobresalientes, la claustrofobia traspasa la pantalla, la ir-realidad que se vive allí dentro se sugiere sin mostrarse ( gran acierto, por otra parte), pero todos estos elementos , que por separado ya casi garantizan éxito, reunidos en "Compliance" no son mas que una historia que en mi caso, no termina de cuajar, no termina de convencer, que se queda coja, y se hace floja, y que en realidad, para mi supuso una decepción por las ganas que tenía de que me fuera de esas historias que me destrozan (sí, Charly, ya sé que tengo que tener cuidado con las expectativas, pero no lo puedo evitar, es superior a mi el emocionarme con las cosas...).
"Compliance" ofrece lo que ofrece, una de las historias reales mas irreales que yo haya visto nunca, con una factura técnica que conjuga todos los elementos para salir mas que airosa, pero que, por mi parte, no termina de convencer. Supongo que el no poder empatizar con absolutamente nadie, no jugó a su favor. Y pese a lo que se ha dicho de ella, no es para nada, y siempre, bajo mi punto de vista, una crítica a la situación laboral actual en la que todos tragamos mierda por un embudo por miedo a ser despedidos. Esto se trata de evaluar la racionalidad de ciertas personas, sometidas a una situación de tensión bastante alta.
De todas formas, una película que hay que ver, aunque sea solo por satisfacer la curiosidad de ver cómo hay gente tan manipulable que cruza los límites sin mirar para los lados antes de ser arrollados.