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La increíble épica

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domingo, 14 de octubre de 2012

Crítica: Excision

A veces es necesario una escisión que lo explique todo. Una escisión no es mas que una ruptura, una separación forzosa que nos muestra lo que queremos ser y lo que realmente somos. La escisión es el principio.

Es lógico entonces que Excision comience con una escisión, con una división de Pauline (la GRAN protagonista) donde se la ve desdoblada en aquello que la consume y aquello que desea, en lo que siente que es y lo que siente que necesita ser.

Primera escena en pantalla y la belleza lo inunda todo. Dos Pauline, una se desangra, la otra disfruta de la vista, ambas se miran a los ojos, ambas se entienden, las dos se complementan, las dos se necesitan, ninguna es nada sin la otra, y tú como simple mirón, sientes que el proceso por el que estas dos Pauline van a pasar juntas, va a ser doloroso.

"Excision" muestra la vida de una joven chica que sueña con estudiar medicina. Nos muestra su día a día, la relación con sus padres, con sus compañeros de clase, con los chicos, en definitiva, nos enseña a Pauline (la chica en cuestión) y su entorno. Nada fuera de lo normal, si no fuera porque Pauline no es una chica como el resto, ella es especial, ella es única, y esos dos adjetivos nos hay que tomarlos como la clase de adjetivos que nos gusta que nos pongan a cada uno de nosotros cuando alguien hace referencia a nuestra persona, no, no son de esa clase de adjetivos que nos hacen sonreír. Pauline es única porque lo que siente, lo que quiere, lo que necesita es único. Su mundo, aquel en el que quiere vivir y no vive, está íntimamente ligado a la sangre, la muerte y el sexo, y es por ello, que a medida que se va descubriendo a sí misma, al mismo tiempo que los espectadores también lo vamos haciendo con ella, se da cuenta de qué es lo que realmente quiere, y es de esa clase de personas que lucha por conseguirlo, aunque todo lo que desee entre en la categoría de cosas difíciles, incluso imposibles.

Una vez mas nos enfrentamos a una película que mezcla la realidad y los sueños de una manera soberbia. Es así como la Pauline real no es mas que la chica rara que no tiene amigos y que se esfuerza en no tenerlos, la chica que dice lo que piensa, la chica que no se preocupa por su aspecto, la chica, que dentro de su perturbación, muestra una inteligencia por encima de la media, envuelta en unas imágenes tristes, sin brillo y en constante contraste con la presentación del resto de personajes. En la otra cara de la moneda, tenemos a la Pauline que ella sueña ser, una mujer de una belleza hipnótica, inundada por la sangre, con una mirada fría y excitante al mismo tiempo, siempre rodeada de muerte, y es esa muerte y esa sangre de olor fuerte, lo que le descubre el sexo y el placer. Ese mundo de los sueños es eléctrico, brilla, muestra un contrapunto cromático preciosista que te hace querer lamer a ti también la pantalla, pero dejamos ese disfrute a la pequeña Pauline.

Pauline no es nadie sin sus sueños, y como he dicho anteriormente, intenta verlos cumplidos, y justo en ese punto, justo cuando los sueños se hacen realidad, es cuando todo combina a la perfección y "Excision" se hace importante, se hace muy poderosa, porque la realidad de esos sueños son terroríficos, y porque todo está contado de un modo enfermizo visualmente, pero tan sumamente atractivo que hipnotiza.

"Excision" muestra también un claro mensaje antireligioso, al presentar a su protagonista manteniendo conversaciones con un dios en el que no cree, pero un dios al que solicita consejo e incluso pide ayuda, porque sí, en todo momento, Pauline es muy consciente de su desequilibrio, al que según ella ha contribuido en gran medida, la supuesta ayuda recibida por el reverendo William (interpretado por John Waters). Pauline cree que la iglesia y la enfermedad no son buenas socias, pero insiste en hablar con ese dios del que reniega.

En realidad lo que Richard Bates Jr. (director), hace todo el rato es presentar la dualidad de las cosas, contraponerlo de un modo salvaje y obsceno. Empieza con la misma Pauline, sigue con la relación con sus padres (quienes, lejos de lo que pueda parecer, lo único que pretenden es que su hija se comporte con normalidad), con sus compañeros de clase (no es Pauline la pobrecita chica marginada por sus aspecto o sus rarezas, no, no es esa clase de chica, Pauline está sola porque no tiene empatía, porque no puede desarrollar ningún sentimiento de amistad, solo de necesidad). Bates Jr. no se queda ahí, y enseña también ese contraste en el sexo, donde la necrofilia simboliza el placer y el despertar sexual en el mundo de los vivos, un mero trámite escatológico y no disfrutado por ambas partes.

Este antagonismo culmina con la propia relación a la que se enfrenta Pauline ante la vida y la muerte, pues muerte es vida y vida es muerte (como se demuestra en su parte final).

Y queridos, si la parte visual es deliciosamente perturbadora, el guión es fascinante, pues enfatiza con gran acierto, la mezcla de los dos universos de Pauline. El guión es una patada en la boca del estómago, y está ejecutado con maestría con Annalyne McCord, cuyo papel como Pauline será recordado para la eternidad, porque esta actriz, que posee una belleza fuera de toda duda, consigue incomodar solo con su aspecto, con su mirada, con su pronunciación, y eso tiene un mérito que hay que reconocer, teniendo en cuenta que está acostumbrada a interpretar papeles de muy diferente índole. Junto con ella, secundarios de lujo , como la ex actriz porno Tracy Lords (con sus eternas uñas rojas...), Malcolm MacDowell, Marlee Matlin o Roger Bart.

En definitiva, "Excision" es directa, sugerente, diferente, agresiva y meditada (de hecho, es la extensión lógica de un corto del mismo director, Richard Bates Jr., que ya tenía el mismo nombre). Una película de corta duración que engancha desde el principio, atrapa por completo en el desarrollo y termina de una manera magistral. Y en nuestra mente Pauline, porque la escisión es el principio.

Me gusta empaparme en sangre, porque adoro el contraste del rojo en mi piel blanca: Las imágenes oníricas, el guión y AnnaLynne McCord que nos regala un personaje para el recuerdo.

La sangre sabe a óxido y me deja mal sabor de boca: Eché en falta una buena banda sonora que ayudara al dramatismo y apoyara la fuerza visual de determinadas imágenes, y que en ocasiones, la realidad de Pauline está narrada de una forma demasiado pausada.

Obligación para verla: Alta


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