Esta película no presenta a Jack Deth, que es una especie de Blade Runner que caza “trancers”, una especie de zombies creados por un Mad Doctor. Sin embargo, por algo que pasa y no tampoco importa demasiado, Deth debe viajar en el tiempo a 1985 y acabar con la amenaza “trancer” en el pasado... lo que pasa es que Deth se reencarna en ese pasado en un antepasado suyo, quedando su cuerpo en el futuro en una especie de animación suspendida.
En ese ambiente del futuro, el malvado logra escaparse al pasado a Los Angeles de mediados de los 80, y por tanto Jack Deth hará lo mismo para evitar que se cumpla el terrible plan del malvado.
Y aquí comienza lo alucinante: el medio de viajar al pasado, tan original como absurdo.
Resulta que se tumba al sujeto en una cama, se le inyecta una droga, y mediante esa substancia la mente del sujeto retrocede al pasado, poseyendo un cuerpo de un antepasado, que ahora tendrá la mente del viajero del tiempo.
En Los ángeles de los años 80 Deth encontrará ayuda, apoyo y amor en una preciosa Helen Hunt.
Un ingenioso cachivache que tiene el amigo detective es un reloj de muñeca, que cuando lo activa convenientemente hace que un mero segundo se dilate, haciendo que dure como medio minuto. Es decir, que durante ese segundo todo va como a cámara lenta, haciendo que jack sea capaz de por ejemplo, evitar la muerte de su amada.
Detalle divertido es que mientras el protagonista se reencarna, o mejor dicho se retro-encarna en un antepasado idéntico a él, su jefe no corre esa misma suerte y su mente va a parar a una antepasada: una niña rubia jovencita. ¿?
En fin... Trancers es un film bastante disparatado, descacharrante y de guión lo suficientemente tóxico como para hacerte pasar un rato bastante ameno, dentro de las evidentes limitaciones presupuestarias de esa película que costó como 400.000 dólares allá en su tiempo.
Su propuesta hizo que se generaran cinco secuelas, por lo que tan malo no era la película digo yo.
