Los munchies son unos pequeños monstruitos hijos de puta que encuentran en una cueva del Perú, en una exploración arqueológica. Total, que pasan uno por la aduana del aeropuerto, dentro de un bolso de mano. ¡Qué pericia!
En un remoto pueblo rural, cutre y lleno de personajes estrafalarios el monstruito comienza a multiplicarse, y cuando le rascan las pelotas se vuelve malo, creciéndoles las uñas y los dientes una cosa mala.
La única cosa que acaba con ellos es la electricidad, que los convierte en... ¡Estatuas de piedra!
Un film muy bobo, muy infatil, con personajes rematadamente estúpidos y unos muñecos penosos. Son títeres cogidos siempre en primeros planos para que no se vean los brazos que hay metidos dentro de ellos y cuando saltan o pasan por ventanas, pues simplemente son muñecos lanzados por el aire. Cuando caminan, observad que sus super-anchos por debajo, porque en realidad son coches de control remoto cubiertos por las faldas de los muñecos que tienen pegados encima.
Como nota destacable la presencia de Becky LeBeau en un pequeño papel, de la que os dejo unas fotos de lo mas guay.
El film es una verdadera porquería que falla en sus aspectos paródicos, como la mofa sobre la escena de los dedos de ET, o con el cartel de Gremlins, en el videoclub. Ver a la familia de heladeros con los cucuruchos pegados a la cabeza todo el rato me hizo pasar verguenza ajena. ¿Se supone que eso debe de ser gracioso?
VAYA PEQUETE COLEGAS.