Tenemos más películas de exorcismos y espíritus que de superhéroes en el cine actual. Es una realidad difícil de admitir, pero es lo que hay. Dos vomitonas por cada músculo. Este año, el cine ya
había tenido a Russell Crowe en motillo por las calles de Roma (gran oportunidad desperdiciada de llamar a su vehículo "la Romoto") y,
tras escuchar el clamor popular y las sonoras manifestaciones de los cinéfilos por las calles del medio mundo, por fin vuelve 'El Exorcista'.
"¡Quiero ver lo que hace la guarra de tu hija!", "¡Más vomito verde, con eso nunca pierdes!", "¡Más exorcistas, menos Marvel!"... Los eslóganes en la calle eran muchísimos, el hype estaba altísimo y a Universal
no le ha dolido soltar 400 millones de dólares por los derechos de la saga sabiendo que David Gordon Green lo haría tan bien como en
'Halloween: el final'. Las buenas noticias: así ha sido. Igual de bien. Tal cual.
Puede, quizá, que en Blumhouse y Universal hayan sobrevalorado un pelín las expectativas que había por la saga, porque
'El Exorcista: Creyente', la primera parte de la trilogía tenía que marcar territorio y devolver dinero a las arcas... y de momento ha recaudado 44 millones de dólares.
Si descontamos lo que ha costado y el márketing, solo quedan 416 millones para empezar a dar beneficios. Nada, pecata minuta. Bueno, es posible que tengan que volver a pensar en las secuelas y, quizá, tratar de la infancia del sacerdote de la primera parte en el campo: 'Al-karras'. De nada.
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