Argumento
La película Masters of the Universe está inspirada en los juguetes y no al revés, lo que no sé si los dibujos son antes o después de la película, esta no estuvo tan mala, aunque bueno, seguramente que si la hicieran nuevamente saldria mucho mejor.
La película Masters of the Universe está inspirada en los juguetes y no al revés, lo que no sé si los dibujos son antes o después de la película, esta no estuvo tan mala, aunque bueno, seguramente que si la hicieran nuevamente saldria mucho mejor.
Leyendo fui a parar con un DVD que rezaba en la portada “Cine de Acción II, Grandes Clásicos”. Figuraban tres películas: la que nos ocupa hoy, la primera de Van Damme “Retroceder nunca, rendirse jamás” y otra del mítico Michael “El Guerrero Americano” Dudikoff cuyo título no me acuerdo. Más que nada la cogí por la de Dolph Lundgren para recuperar parte de mi infancia, aunque con cierto recelo, porque como sabemos todos, los ojos de un niño no son los ojos de un adulto y los que nos parecía cojonudo y flipante ahora se puede convertir en un gran truño (véase el Equipo A, El coche Fantástico, V…). Pero no. No señores. “Masters del universo” sigue siendo cojonuda, graciosa, dinámica y digna de un visionado adulto.
Empezamos por la caracterización de los personajes con unos cosplays de puta madre, por algo detrás de muchos diseños especiales está Moebius. La máscara de Skeleton cuando se convierte en Master es espectacular, la Meg Foster, una mujer pálida, con unos ojos claros y unos labios rojos como la sangre que me pusieron morcillón durante toda la peli, incluso más que ver a una joven Courteney Cox o a una Chelsea Field con ese vestido de guerrera que le aprieta tanto el pompis que dan ganas de achucharle y quedarte dormido en él, eso sí, si no se tira ningún pedete.
Como cualquier película de fantasía siempre hay los malos que de tanto aburrirse solo piensan en dominar el mundo, en este caso la frase utilizada por Skeletor es “lo quiero todo”, aquí da para muchos chistes que contar, y claro están los buenos. Por varias razones. Una, la película duraría diez minutos si los malos ya ganan de primeras y dos, siempre hay un guionista que frustra los planes de los malos inventándose toda una troupe de variopintos personajes que hacen el bien. En este caso tenemos a He-man, un tipo untado en aceite cual tostada de desayuno con una gran espada entre las manos como un pincho moruno a la hora de cenar. Le acompañan El guerrero y su hija, dos tipos que parecen sacados de un taller mecánico que en teoría son los únicos que quedan de los rebeldes ¡Qué Dios nos ampare!, un enano, como no gracioso, que es el inventor de la llave del espacio-tiempo. ¿Por qué a todos los enanos los pintan patosos, chistosos y pelirrojos? A estos se le suman los típicos terrícolas adolescentes y un policía gruñón que no atiende a razones, ni a nada más. Frase típica del poli “¡Son los comunistas!” al ver toda la legión de monstruos aparecidos de otro planeta.
Una película familiar que combina muy bien el cine de aventuras con el de acción, ciencia ficción y comedia. Tiene muchos elementos de Star Wars, los soldados imperiales de Skeletor parecen los hermanos pequeños de los soldados de Space Balls con sus grandes cascos en los cuales se podrían hacer ensaladas, batir huevos o utilizarlos de orinales en caso de emergencia. Pero no solo ella bebe de otras películas sino que hay otras películas que beben de ellas. No sé si alguien se acordará del desastre que le hicieron a la segunda entrega de “Los Inmortales” y la mierda esa de que si era una raza de otra galaxia que no se lo creía ni Cristo. Pues bien, en la de Lambert había unos mercenarios que volaban sobre unas plataformas circulares (¿Debían ser los ya desaparecidos Láser Disc?). Pues en “Masters del Universo” también los hay. Pero no pilotados por personajes sino por muñecos y es que hay escenas que han cogido los muñecos de Mattel, un par de maquetas y ala, arreando.
Si en “Encuentros en la tercera fase” encontré el final más hippie y surrealista sobre como comunicarse con los extraterrestres, acordaos que utilizaban notas musicales de colores para comunicarse con ellos, en ésta utilizan también notas para abrir la llave espacio-tiempo pero con más soltura sin llegar a la vergüenza ajena que me provocó la de Spielberg. Así que chicos ya sabéis, coged un teclado y empezad a abrir puertas hacia otras galaxias e id despejando la Tierra, que ya somos muchos.
Película recomendada al 100%, ya sea para recordar la infancia, pasar un rato divertido, ver tus historias con los muñecos en carne y hueso y ver, que se echa de menos, a un malo que sea malo de verdad. Sin remordimientos de última hora o cambios de planes o que se deja comer el coco para que utilice sus poderes para hacer el bien y convertirse todo el mundo en un mundo feliz, alegre y con mariposas y todas esas mierdas de la primavera que a un servidor le producen alergia.
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