Drácula es un film muy bien realizado en todo el sentido de la palabra.
Francis Ford Coppola, autor de la inolvidable trilogía de El padrino, abordó un film de terror con una maestría, inteligencia y calidad asombrosa.
Como sucedió en el Titanic de James Cameron, tomó como base una historia más quemada que la pipa de un indio, y CONTADO EN ESENCIA lo mismo que nos han contado un millón de veces en otro millón de films anteriores de Drácula, le dio en primer lugar una textura mágica, una ambientación increible, una puesta en escena extraordinaria y un tono y ritmo encomiables.
En resumen las claves de la enorme calidad de este Drácula, que personalmente ME ENCANTA Y FASCINA, es el ritmo del relato, su dirección y su aspecto visual. Hasta el film posee una notable erotismo y escenas impactantes.
Además el film se apoya en un importante elenco de actores como Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves, Anthony Hopkins o Monica Belluci. Un reparto sin dudas, de lujo.
Para mí es probablemente la mejor versión de Drácula. Es la más perfecta visualmente, la que menos me aburre (la vería un millón de veces extasiado) y en la que se siente la tragedia de la historia de amor, en equilibrio con los elementos terroríficos del film.
La película ganó tres Oscar: a mejor maquillaje, efectos de sonido y vestuario.
Con un presupuesto de 40 millones de dólares recaudó en USA 82 millones, siendo un film exitoso y que conveció tanto a la crítica como al público. Nadie quedó decepcionado con los resultados finales de la versión de Drácula que ideó Francis Ford Coppola.
Poco más tengo que decir de un film tan bueno. Es algo que debe de ser visionado y disfrutado porque se trata de algo único.
UN GRAN FILM. UNA OBRA MAESTRA.
Como anécdota muy curiosa e interesante respecto al film, resulta que Coppola quiso prescindir de toda clase de complejos efectos computerizados. Así pues contrató a un solvente equipo de efectos especiales que poco después le plantearon que muchas de las cosas que quería solo se podrían hacer mediante técnicas informáticas. Coppola los despidió y puso al frente de los efectos especiales a su hijo de 29 años, Roman Coppola, que investigó técnicas antiguas de efectos especiales e información académica al respecto y las aplicó al film. Técnicas muy rudimentarias y simples, en completo desuso, pero que sin duda le dieron al film ese aspecto tan sigular y especial.
Francis Ford Coppola, autor de la inolvidable trilogía de El padrino, abordó un film de terror con una maestría, inteligencia y calidad asombrosa.
Como sucedió en el Titanic de James Cameron, tomó como base una historia más quemada que la pipa de un indio, y CONTADO EN ESENCIA lo mismo que nos han contado un millón de veces en otro millón de films anteriores de Drácula, le dio en primer lugar una textura mágica, una ambientación increible, una puesta en escena extraordinaria y un tono y ritmo encomiables.
En resumen las claves de la enorme calidad de este Drácula, que personalmente ME ENCANTA Y FASCINA, es el ritmo del relato, su dirección y su aspecto visual. Hasta el film posee una notable erotismo y escenas impactantes.
Además el film se apoya en un importante elenco de actores como Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves, Anthony Hopkins o Monica Belluci. Un reparto sin dudas, de lujo.
Para mí es probablemente la mejor versión de Drácula. Es la más perfecta visualmente, la que menos me aburre (la vería un millón de veces extasiado) y en la que se siente la tragedia de la historia de amor, en equilibrio con los elementos terroríficos del film.
La película ganó tres Oscar: a mejor maquillaje, efectos de sonido y vestuario.
Con un presupuesto de 40 millones de dólares recaudó en USA 82 millones, siendo un film exitoso y que conveció tanto a la crítica como al público. Nadie quedó decepcionado con los resultados finales de la versión de Drácula que ideó Francis Ford Coppola.
Poco más tengo que decir de un film tan bueno. Es algo que debe de ser visionado y disfrutado porque se trata de algo único.
UN GRAN FILM. UNA OBRA MAESTRA.
Como anécdota muy curiosa e interesante respecto al film, resulta que Coppola quiso prescindir de toda clase de complejos efectos computerizados. Así pues contrató a un solvente equipo de efectos especiales que poco después le plantearon que muchas de las cosas que quería solo se podrían hacer mediante técnicas informáticas. Coppola los despidió y puso al frente de los efectos especiales a su hijo de 29 años, Roman Coppola, que investigó técnicas antiguas de efectos especiales e información académica al respecto y las aplicó al film. Técnicas muy rudimentarias y simples, en completo desuso, pero que sin duda le dieron al film ese aspecto tan sigular y especial.
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