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En esta película se usa un estilo distinto del clásico de 1958. En el original, el horror era sugerido, solo mostrándose abiertamente en el espeluznante final. En este remake ya no se deja nada a la imaginación: el espectador sí presencia el fatal experimento de Seth Brundle (Jeff Goldblum), aunque con una sorpresa adicional: en vez del "monstruo instantáneo" del film original, vemos a Brundle salir reintegrado de la segunda cabina, perfectamente normal, pero que sorpresa, la mosca ha desaparecido.
Lo terrorífico comienza con el gradual deterioro físico y mental del pobre científico, quien empieza a notar que su cuerpo ha adquirido grandes habilidades y una superfuerza que ni Rambo puede con él, excelente la escena del bar en que le rompe el brazo a un sujeto, pero bueno, luego descubre que su cuerpo es un caos genético de humano y mosca, después de larga serie de cambios, Brundle va deshumanizándose y convirtiéndose en un repugnante mutante, un insecto humanoide o, como él mismo se definirá, en un ser que nunca ha existido..
En pleno 1986, cuando el mundo era recorrido por la histeria anti-SIDA, la lenta y nauseabunda metamorfosis de Brundle fue vista como una clara alusión a la tan temida "peste rosa". Las secuencias donde Brundle teme sufrir "una extraña forma de cáncer", o donde la aterrorizada Veronica Quaife (Geena Davis) se da cuenta de las fatales consecuencias de haber tenido sexo con Brundle tan abierta e irresponsablemente, también apuntan a una obvia dirección. Y lo mismo puede decirse de la escena culminante, donde el atormentado protagonista opta por la muerte como única liberación de su martirio.
Sin desmerecer los méritos del film clásico, esta nueva versión de LA MOSCA es también digna de elogio, además de ser una de las cintas más exitosas de David Cronenberg. Y si bien no hay una moraleja "abierta", como en el original, sí hay una subliminada… y que sigue vigente hoy.
Fotos
Presupuesto: $15,000,000
Ganancia: $37,585,252
País: USA – Reino Unido – Canada
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