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La increíble épica

domingo, 4 de marzo de 2012

Only Lovers left Alive



Pais: Inglaterra

Director: Jim Jarmusch

Género: Vampiros

Sinopsis: Una mirada a las vidas “eternas” de Adam y Eve, una pareja de vampiros que llevan varios siglos juntos y que se aman profundamente pese a tener puntos de vista completamente diferentes sobre el mundo.


Impresión Inicial: Una bella y contemplativa poesía visual de Jim Jarmusch, donde descarga toda su frustración social.


Guión y Desarrollo: Como algunas de las anteriores películas del autor, Se puede decir que “no pasa mucho” en esta historia; No hay escenas de acción, no hay muchos personajes y la mayor parte del metraje consiste en charlas y momentos entre sus dos protagonistas; Eve es una vampira vestida de blanco habitante de Tangiers, donde se mueve descomplicadamente entre sus antiguos edificios y se siente completamente adaptada al mundo moderno. Su yang es Adam, que vestido de negro, rechaza la modernidad y vive recluido en su hogar en Detroit buscando el mínimo contacto posible con los seres humanos, a los que llama “zombies”. Ella lo llama a él usando un iPhone, el busca la manera más complicada de comunicarse usando viejos sistemas de audio y un televisor CRT.

Las interacciones entre ambos personajes van desde como hacer helados de sangre o rememorar encuentros con viejos personajes históricos hasta los deseos de Adam de acabar con su propia existencia (o en sobrevivir a la incómoda presencia de Ava, una vampira mucho más “moderna”), y cada momento entre ellos se siente no solo como entre dos amantes con total confianza y amor entre ellos, sino como seres realmente antiguos y sabios compartiendo información, asombrándose el uno al otro y amándose aún más, convirtiéndose en presencias casi hipnotizantes. Adam y Eve están por encima de la humanidad y mediante ellos Jarmusch expresa su descontento por el estado del mundo; ”Ya se están peleando por água? o aún lo están haciendo por petróleo”, pregunta en una ocasión para ponerse luego a lamentar como las grandes mentes humanas siempre han sido ridiculizadas e ignoradas. Adam esta cansado del mundo, sigue creando música porque es lo que ama, pero no desea reconocimiento de los “zombies” por ello, mientras Eve se considera una superviviente que simplemente se adapta al mundo como le toque, pero ambos también se pierden en la belleza del arte humano, Adam se embelesa ante la voz de una cantante libanesa o ante instrumentos musicales y gracias a ellos sabemos que aunque desprecie a la humanidad, en el fondo ama su potencial.
El resto de la narrativa del film es completamente visual y musical: el contraste de la blanquísima piel de los amantes contra su entorno, el uso de guantes y gafas de sol, una Detroit derruida y abandonada, la decoración del hogar de Adam, un hongo apareciendo fuera de temporada, todo esto para mostrarnos a unos personajes que realmente no pertenecen al mundo en que habitan y el cual lentamente se desentiende de ellos, conseguir sangre, vista aqui como una droga que les causa placer pero que consumen más por necesidad que por gusto, es cada vez más difícil y pronto solo les quedara su amor entre si.

Asumo que gran parte de público la verá como un film denso y lento. Las audiencias que busquen acción y horror no encontrarán nada de eso aquí, y el “público twilight” no tendrá el drama romántico que busca, ya que es una película mucho más introspectiva y, como dije inicialmente, contemplativa, que simplemente quiere que veamos el mundo a través de los ojos de estos seres inmortales, y por esa misma diferencia entre la naturaleza entre nosotros y ellos, tal vez no podamos comprenderla del todo.



Aspectos técnicos: La película luce increíblemente bella en todo momento, nada extraño teniendo a tremendo autor tras la cámara, pero notable tomando en cuenta lo realista que es en casi todo momento y grabada 100% in location. Aún así aparenta ser muy estilizada, pero saben que? mejor callo, ya que suena absurdo alabar la fotografía y cinematografía cuando ya sabemos de quien es el film (en serio, no lo he halagado lo suficiente?).

Como les dije anteriormente, la música es la base de la narrativa de la película, tanto las tonadas supuestamente compuestas por Adam como aquellas que acompañan el ambiente son sumamente bellas, lentas y melancólicas, provistas por el cantante Zola Jesus, Jozef van Wissem y por SQÜRL, la banda del mismo Jarmusch.



Actuaciones: Esa “extraña belleza” de Tilda Swinton y Loki Tom Hiddleston realmente los hace lucir como criaturas sobrenaturales, pero más allá de eso, la franqueza de sus interpretaciones y la naturalidad con la que interpretan a estos seres incomprensibles de miles de años los hacen dignos de un Oscar. Desde ya estoy esperando que la academia los tome en cuenta.

Siempre es un gusto ver a John Hurt y ponerle esa gracia indescriptible a su papel, mientras Mia Wasikowska tiene un rol completamente diferente a aquellos en que la he visto, como una vampira animada y más salvaje... que no me gustó tanto.



Reflexiones: Se nota que me gusta mucho Jim Jarmusch? si, yo se que hablar sobre él me saca mi parte más hipstercinéfiloelitista pero no puedo evitarlo, Night on Earth es uno de mis filmes favoritos, junto con Ghost Dog, Dead Man y de vez en cuando aún me pongo a pensar en Broken Flowers con Bill Murray. Me emocioné muchísimo hace años cuando me enteré que iba a hacer un film de vampiros, y ahora que por fin la he visto me siento enormemente satisfecho, porque esta película es exactamente lo que uno se imagina cuando le dicen que Jim Jarmusch hizo una película de vampiros.







jueves, 1 de marzo de 2012

'Boyhood': doce años de vida

Los doce rostros de Ellan Coltrane en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
Doce años. Doce fotos. Doce rostros de Ellan Coltrane
Incontables son los acontecimientos históricos plasmados por el séptimo arte. Pero pocas son las películas que logran convertirse en verdaderos acontecimientos históricos. Pues bien, la bellísima (re)presentación de la vida que nos ha regalado Richard Linklater —limitarse a hablar de infancia sería infravalorar su envergadura— es innegablemente una de ellas. Boyhood (cuyo título original, 12 Years, se cambió a última hora para evitar confusiones con el 12 años de esclavitud de Steve McQueen) no es sólo un film único en su especie, sino un dinámico álbum fotográfico de valor incalculable. Tras un impresionante recorrido de críticas y laureles, esta obra maestra terminó quedándose a las puertas del Óscar a mejor película, pero lo cierto es que Boyhood está por encima de ello, pues, desde su estreno en el festival de Sundance el 19 de enero de 2014, ha traspasado el estatus de obra audiovisual para volverse una efeméride que perdurará eternamente como un retrato sin precedentes de la existencia humana.


Patricia Arquette lee Harry Potter a Lorelei Linklater y Ellan Coltrane en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
El complejo personaje de Patricia Arquette nunca deja
de evolucionar (pero tampoco de ser una madre)
Por supuesto, la inigualable epopeya que tenemos ante nuestros ojos es fruto de la decisión del siempre arriesgado Richard Linklaterde rodar el film durante 39 días esparcidos a lo largo de doce años reales con los mismos intérpretes. Los detractores de Boyhoodclaman que su única fuerza reside en su modo de rodaje, pero eso es como afirmar que Interstellar (Christopher Nolan, 2014) no sería nada sin sus efectos especiales o que El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014) perdería la gracia sin su diseño de producción. Las tres afirmaciones son tan ciertas como irreverentes, pues, partiendo de sus propias cartas, cada film confecciona un universo personal que debe evaluarse en su conjunto. Y Boyhoodhace uso del asombroso modo de producción para llenar de autenticidad las historias de la familia protagonista, con la que tardamos muy poco en identificarnos.

El equipo de Boyhood (Richard Linklater, 2014) en los Globos de Oro
Innumerables asociaciones dieron a Boyhood los
premios a mejor film, director y actriz secundaria
Pero, ¿cuál es esa familia? Pues, al contrario de lo que muchos llegaron a pensar hasta reconocer a alguno de sus miembros, no es una familia real, sino una formada por cuatro intérpretes que, eso sí, aprendieron a quererse y respetarse conforme pasaban los años. Y es que ninguno se había enfrentado antes a un proyecto siquiera similar. Para el papel del divertido pero ausente padre, el tejano Linklater contó con “su vecino” Ethan Hawke, a quien une una relación amistosa y profesional que tiene su principal exponente en la maravillosa trilogía iniciada en 1995 con Antes del amanecer [sobre la que podéis leer más aquí], cuyo modo de rodaje guarda bastante relación con el de Boyhood (cada cinta de la saga se rodó nueve años después de la anterior, con la misma pareja protagonista: Hawke y la francesa Julie Delpy). El importantísimo papel de la abnegada madre acabó en manos de la relativamente desconocida Patricia Arquette, quien terminó obteniendo con pleno merecimiento el único Óscarrecibido por la cinta (además de innumerables galardones internacionales), momento que aprovechó para dar un acertado discurso feminista convertido rápidamente en tendencia mundial. Ambos intérpretes se enfrentaron en su día a la curiosa pregunta “¿qué harás durante los próximos doce años?” y respondieron con la debida valentía (aceptando, entre otros lances, que el mundo los viera envejecer ante sus ojos en sólo dos horas y media).

Ellan Coltrane y Ethan Hawke en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
Hasta toparse con Boyhood, Ethan Hawke pensó que la
trilogía de Antes de... sería lo más especial que haría
Aún más importante era la elección de los dos hijos. Para la primogénita, Linklater tuvo claro desde el principio que contaría con su propia hija, Lorelei Linklater, lo que sin duda supondría un problema menos a la hora de organizar contratos de duración tan larga (prohibidos por ley a partir de los siete años); curiosamente, fue el único miembro del reparto que llegó a desear que su personaje muriera para apartarse del proyecto (aunque, por suerte, la idea rápidamente se esfumó de su cabeza). Para el papel del protagonista (llamado Mason), muchos chicos fueron entrevistados, pero Ellan Coltranefue seleccionado con rapidez por la marcada personalidad que irradiaba incluso a los siete años (apoyada por el carácter liberal y artístico de sus padres). Tanto su naturaleza como la de Lorelei probaron ser muy diferentes a las mostradas por sus personajes al principio de la cinta, lo que sin duda terminó influyendo en el desarrollo de la misma. Ver a ambos crecer —mutar— ante nuestros ojos es una experiencia única y maravillosa, un auténtico acto de fe en la magia del séptimo arte.

Zoe Graham y Ellan Coltrane en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
El amor es clave de Boyhood, pero la reflexión
ocupa el lugar del manido romanticismo
Y es que la clave de Boyhood radica en la fusión de su reparto con los personajes, a los que cada uno de ellos aportó sus propias experiencias (y las de las personas que los rodeaban) para dotarlos de características tan profundas como verosímiles que acentúan el carácter cuasi-documental de la obra. De hecho, aunque Linklater partía de una idea preconcebida (principalmente para la cándida introducción y la nostálgica —como no podía ser de otra manera— conclusión), el ingenioso cineasta fue rehaciendo el guion cada año en función del material rodado, adaptándolo a las circunstancias políticas y sociales que rodeaban a los personajes y al propio desarrollo personal de los intérpretes. Obviamente, las escenas relacionadas con la edición del sexto libro de Harry Potter o la elección de Barack Obama como presidente, por ejemplo, sólo podían planificarse sobre la marcha. A este respecto, resulta curiosa la conversación entre padre e hijo sobre la posibilidad de que se rodasen más películas de Star Wars, algo que resultaba tan incierto en su día como certero es ahora. No nos encontramos, por tanto, ante un guion al uso (lo que ha despertado pereza entre algunos espectadores), pero no por ello escasean los momentos de impacto, sensibilidad, melancolía y hasta absoluta hilaridad. Como la vida misma. Y es precisamente la procesión de momentos cotidianos lo que dota al final del film de una fuerza insuperable, siendo el último discurso de la madre un auténtico momento de inflexión que nos desgarra el corazón. Pues, en ese momento, los personajes ya han pasado a formar parte de nuestra familia. Y hemos aprendido a preocuparnos por ellos más de lo que hemos hecho nunca con personajes de ficción.

Ethan Hawke, Ellan Coltrane, Patricia Arquette, Libby Villari y Lorelei Linklater en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
Boyhood nos invita a celebrar los momentos más
importantes de la vida de sus protagonistas
Pese a que Hawke, Arquette, Coltrane y Linklater conforman la indiscutible alma de Boyhood, el reparto se completa con innumerables intérpretes que, durante mayor o menor tiempo, forman parte de las vidas de los protagonistas. Algunos los —nos— acompañan durante dos o tres años seguidos y otros aparecen y desaparecen de forma discontinua, ayudando con su presencia (o falta de ella) a la credibilidad del relato. Tan emotiva es la reaparición de personajes a los que habíamos olvidado como triste resulta la desaparición de otros con los que habíamos llegado a conectar, pero lo cierto es que la continuidad de la vida es por completo volátil y así la plasma el film. Del mismo modo, el carácter pasajero de las modas queda de manifiesto en el constante uso de piezas musicalesdistintas (a menudo tarareadas o cantadas por los propios personajes), así como en la evolución del vestuario de Kari Perkins, que alterna estilismos más clásicos con otros más exagerados en función de la etapa que atraviesan los personajes. Por cierto, el director de fotografía inicial, Lee Daniel, se apartó del proyecto por motivos personales a mediados del mismo (algo comprensible, dada la extensión del mismo), dejando paso a su asistente, Shane Kelly, uno de los pocos miembros del equipo técnico que vivió la creación de la cinta prácticamente en su totalidad; os reto a encontrar el momento del enlace, pues, si algo ha logrado Linklater, es una laudable estética unificada a lo largo de los doce años.

Ellan Coltrane en bicicleta en Boyhood (Richard Linklater, 2014)
El impresionante montaje de Boyhood ganó
el premio Eddie del Sindicato de Montadores
Y, hablando de continuidad, el montaje de la cinta, confeccionado por la habitual colaboradora de Linklater, Sandra Adair, resulta clave a la hora de plasmar el paso del tiempo sin necesidad de títulos o disoluciones. De hecho, el propio tiempoes un personaje más de la historia, a la que inunda de sorpresas y misterios. En una escena, Mason ve con lágrimas en los ojos cómo su padrastro le fuerza a cortarse su largo y sedoso pelo; en ese momento, el piropo de una compañera de clase vale mucho más que las palabras de su madre, quien lo consuela recordándole que volverá a crecer; pero, antes de que —dentro y fuera de la pantalla— nos demos cuenta, los meses han vuelto a transcurrir y el chico recorre las calles del barrio en bicicleta, con el viento ondeando sus renacidos cabellos. Pero no todos los cortes son tan axiomáticos: a veces, basta un momento del diálogo para informarnos sobre el tiempo transcurrido, así como de los cambios vividos. Lejos de plasmarse con detalle, las relaciones de los protagonistas con los personajes que los rodean se reflejan con el carácter de un álbum de fotos incompleto en el que pasamos del noviazgo a la ruptura sin contemplar el proceso intermedio. En la vida, lo importante no es la meta, sino el camino, pero a veces basta un par de tramos para entenderlo: siempre es ahora mismo.

Richard Linklater abraza a Ellan Coltrane el último día de rodaje de Boyhood (Richard Linklater, 2014)
Richard Linklater abraza a Ellan Coltrane el último
día de rodaje, tras doce años de maravilloso trabajo
Por desgracia, la fragmentación del relato ha llevado a muchos a ver Boyhood como un film carente de finalidad o sentido en el que Linklater se limita a filmar la realidad sin visión de conjunto, siendo la anécdota de los doce años el único aliciente. Nada más lejos de la realidad: el modo de rodaje no es en absoluto la meta, sino el camino. Y, paso a paso, nace la magia de una historia que logra plasmar la cotidianidad de la vida humana con naturalidad sin olvidarse por ello del ingenio y la trascendencia. Porque Mason se aparta del carácter irreverente de la mayoría de adolescentes para asumir una perspectiva de la vida que ya oteamos desde las primeras escenas gracias a la maravillosa mirada con que el chico asimila la realidad que lo rodea, desde los fracasos sentimentales de su madre hasta los comentarios banales de sus compañeros de clase. Cargado de un fuerte espíritu crítico y nostálgico, Mason crece buscando el sentido de la existencia y, aunque al despedirnos de él a los dieciocho años está lejos de haberlo encontrado, hay una madurez en su modo de contemplar el mundo sólo alcanzada tras los doce años de evolución; con la hermosa melodía del “Hero” de Family of the Year en la cabeza, resulta difícil no emocionarse ante el reflexivo adulto en que se ha convertido el adorable infante que conocimos hace un par de horas. Y no sólo eso: al término de Boyhood, mantenemos las mismas dudas vitales del principio, pero somos conscientes de que la incertidumbre que a menudo nos invade no nos convierte en absoluto en extraños. Y así, aprendemos a sentirnos un poco menos solos.


lunes, 13 de febrero de 2012

The Master of the Fertility of the Egg

Master of the Fertility of the Egg - Opera Nova Curiosa,  1695Opera Nova Curiosa,  1695

Master of the Fertility of the Egg - A Concert Of Animals, Birds and Stylised Figures, Late 17th - Early 18th CenturyA Concert Of Animals, Birds and Stylised Figures, Late 17th - Early 18th Century

Master of the Fertility of the Egg - Grotesque Scene With Animals, Late 17th- early 18th CenturyGrotesque Scene With Animals, Late 17th- early 18th Century


Maestro della Fertilità dell'Uovo or Master of the Fertility of the Egg is the name given to a yet to be identified painter active in the second half of the 17th and early 18th century in Brescia. The name is based on a work entitled La fertilità dell' Uovo (The Fertility of the Egg), which depicts dwarfs, geese and lobsters hatching eggs and is in the collection of the Milwaukee Art Museum.

The art historian Mariolina Olivera was the first to isolate a group of works by this master in her 1990 monograph Faustino Bocchi e l'arte di figurar pigmei. She placed the master in the circle of Faustino Bocchi, an artist active in Brescia around the same time and known for his genre paintings with dwarfs. The master’s oeuvre distinguishes itself from Bocchi’s more dreamlike work through its biting, satirical edge.

The identity of the Master of the Fertility of the Egg has yet to be determined. Some art historians have suggested he was Bernardino Dehò (1675-1717) from Cremona while others have pointed at Angelo Esseradts, known as ‘il Fiammingo’ (the Fleming), whose name was also Italianised as Everardi. Everardi was Bocchi’s teacher and introduced the bizarre and grotesque elements of Flemish art to Brescia.

The works of this master typically depict grotesque figures (usually dwarfs) and animals engaging in various human activities. The works generally ignore space and are characterized by strong foreshortening. The figures are often portrayed in profile and stand out against the dark, mostly flat backgrounds. This gives them the impression of being cut out.  The persons and animals in the compositions engage in disorganised actions and reactions. The compositions are full of absurd and grotesque elements and it is often difficult to make out what exactly is going on. The master’s raucous style appears to constitute some form of 'moral zoology'. The absurd characters are possibly intended to show the madness of the human condition, and the vanity and ridiculousness of life. - quote source



Artworks found at Sotheby's 

lunes, 6 de febrero de 2012

ESCUELA DE POLICIAS

Enésima comedia italiana sobre carabineros y aunque muchos de los “Exploitations” de “Loca academia de Policía” facturados en Italia, son más bien consecuencia del trato que se les dio a dichas películas en su distribución videográfica española (sin ir más lejos, “Otra Loca  academia de Policía” o en  su versión original, “I Carabineri” es bastante anterior a la que se explota), esta si que parece querer aprovecharse genuinamente del éxito mundial de “Loca academia de policía”, aunque también lanza montones de guiños a otras comedias americanas de la época. Y, por supuesto, el título Italiano “Carabinero si nasce”no es tan explícito como el que se le puso aquí; “Escuela de Policías”. Y el diseño del cartel, no dista en absoluto del de los carteles de la franquicia americana, por si algún alquilador despistado picaba, que ya lo creo que picaba-mos.
Nada nuevo bajo el sol. Se trata de una “Sexy Comedy” italiana al uso con un argumento mínimo que sirva de nexo de unión para lo que en realidad prima, que es  que desfilen por pantalla un buen número de gags, en esta ocasión, casi en su totalidad, más bien poco inspirados.
El argumento gira en torno a un grupo de enfermeras americanas y rusas que tendrán que pasar su estancia en la escuela de policías. Los integrantes de la misma, tendrán que  mantener la imagen de la escuela inmaculada, a la vez que deberán mantener impoluta la integridad de estas enfermeras (vamos, no follarselas), hasta que la cosa se irá complicando a la vez que somos testigos de las más absurdas situaciones.
Y el destete y el folleteo, al igual que en nuestro destape, cuanto más se acercaba la década de los noventa, mas descendía, quedando en este caso un destete un tanto estúpido y bastante light, pero gratuito hasta la prohibición que no aporta a la película ni tan siquiera su funcionalidad; es decir, que es un destape a destiempo a medio camino del propio destape.
Bastante ridícula en todos los aspectos, la película contiene innumerables gags a costa de “Rambo”, puesto que hay un personaje que está obsesionado con él y esto proporcionara los chistes menos afortunados. Claro que menos afortunada es la película, cuando con todo el descaro roba gags de otras películas, como en este caso, que cambiando el instituto por la escuela de policía, le roba a “Porky´s” la archiconocida escena de la ducha, en la que por un agujerito, los estudiantes espían a las muchachas. Aquí los policías espían a las anteriormente mentadas enfermeras. Patético.
Con un reparto compuesto de tropecientos secundarios a los que hemos visto mil veces en las comedias italianas, la dirección corre a cargo del artesano Mariano Laurenti, que si fuera churrero no lograría hacer tantos como películas hizo en los setenta y ochenta, siendo cosas como “La profesora y el último de la clase”, “Vicio de familia”o  la buscadísima por mí “La discoteca”, las más populares.
También es el responsable de esa cosa titulada “PierinoTorna a Scuola”.
Bueno, es comedia, es ligerita y como tal, se deja ir viendo sin problemas, pero la verdad es que, a rasgos generales, es de lo peorcito que la tierra de las Pizzas ha lanzado a los proyectores en cuando a comedia se refiere, sean estas sexys o no.

Breakdance

En cierto modo, la culpa de que la cultura Hip-Hop acabara de estallar en todo el mundo, la tienen estas películas ochenteras dedicadas al “Break Dance”. El cine siempre es el culpable de todo. Y yo que lo celebro. Así que en poco más de dos años, se llenaron las pantallas de películas que, dentro de su ficción, contaban historias acerca de miembros de ese colectivo que es el de los B. Boys. Por nombrar las más populares, solo entre 1984 y 1985 se estrenaron títulos como “Krush Groove”, mas al servicio de las emergentes  estrellas raperas que de la cultura Hip-Hop, “Tres Gordos y un millonario”, más de lo mismo pero explotando el tirón cómico de los Fat Boys en una comedia pura, sin el Hip-Hop como “Leif Motiv”, “Beat Street” la autentica obra maestra de las “Pelis de raperos” que además ahonda dentro de la cultura  Hip-Hop, y más que aprovecharse de la moda del “Break Dance” como hacían algunas de su coetáneas, lo que ofrecía era un retrato veraz de lo que ocurría en los barrios y en torno a estas disciplinas artísticas callejeras. Más oportunistas serían “Mensajeros a todo ritmo” con un Mario Van Peebles que después protagonizaría, la inédita en nuestras pantallas “Rappin´”, más centrada en el  rap que en el “Break Dance”, y que no tendrían el éxito que si tuvieron las que voy a pasar a reseñar en estos días; no sin antes mencionar, que si el carácter de estas películas que ahora reseñaré es meramente explotativo, más aún lo era la ridiculísima “Body Rock” (“Exploitation” directo de la que nos ocupa) al servicio de un Lorenzo Lamasque nada tenía que ver con el Hip-Hop –en las demás mencionadas, en mayor o menor medida, sus protagonistas si que tenían que ver con el tema- y que aprendió a bailar Break Dance de la peor manera. Era la estrella más popular de todas las películas de “Break”, no obstante, ni de lejos, la estrella venció a los verdaderos bailarines callejeros.
Pero, sin duda, las películas del sub-género más famosas –que no las mejores ¡ojo! Para mí, la mejor sería “Beat Street”, verdadera competidora en la taquilla de la que nos ocupa-, serían las que osó producir la entrañable Cannon.
En este caso “Breakdance”, “Breakin´” en su versión original, fue un éxito sin precedentes en todo el mundo, incluido nuestro país, en el que, al igual que en el resto del mundo, el Break Dance se instauró con fuerza (al menos mientras duró la moda, repito, durante el 84 y el 85).
Sabedores de esto Menahen Golan y Yoran Globus, y siendo muy listos, rápidamente produjeron una película que se centrara en  dicho baile, le colaron un argumento a lo “Flash Dance” que tira de espaldas, y ale, a recoger billetes a mansalva. Obviamente, el invento cuadró entre las juventudes de todo el planeta por lo que convirtieron 40 dólares en casi 40 millones.
Entonces, a nivel comercial, la cosa fue bien, pero la película no deja de ser un folletín melodramático y  musical, que nos muestra –e incluso reivindica- un movimiento y una cultura sobre la cual, ni productores, ni guionistas, ni director, tenían la más mínima idea de que iba. Algo deberían saber sus étnicos protagonistas Adolfo Quiñones y Michael Chambers, que eran bailarines que dominaban este estilo, pero muy probablemente, ajenos a lo que era el Hip-Hop. Y si no lo eran, no les dejaron asesorar ni lo más mínimo.
En cualquier caso, de todas las “Break Movies” es la que conectó con un público masivo.
La peli cuenta como una bailarina de corte clasicote conoce a dos macarras que bailan Break, y fascinada por los movimientos, se mete de lleno en ese mundillo. La diferencia de clases, el amor que surge y el concurso de baile en el que, debido al carácter marginal del estilo que practican, les cuesta horrores ser admitidos, ponen el resto, dejando que suene la –magnífica- banda sonora con temas de lo que, en nuestro desconocimiento, por aquel entonces llamábamos “música break”.
Es una pastelada, pero en el reciente visionado, a pesar del babosismo y la vergüenza ajena imperante, la nostalgia y el puro entretenimiento, así como elementos fardones de la época que a día de hoy se tornan ridículos, vencen a todo lo otro, y se queda en una cosa absolutamente vivaracha y entrañable. Y eso está muy bien.
Durante aquel año, 1984, un rapero de Los Angeles de apenas 26 años, luchaba por hacerse un hueco en el mundo de la música con sus maquetas; una de ellas les pareció adecuada a los señores Golan y Globus y contrataron al muchacho para que cantara sus raps en el escenario, mientras nuestros personajes Turbina, Ozono y Special Kelly, se baten en duelo de Break con sus rivales directos, los “Electro Rock”. Este muchacho era nada menos que Ice – T, y ahí le tenemos, debutando en los dos medios que luego serían su sustento habitual; el rap y el cine. Verle rapear sobre el escenario, con los brazos en jarra y diciendo frases tan impropias de él (recordemos que es uno de los más violentos –y brillantes- gangsta rappers de la historia) como “Hip-Hop is a way of life”, resulta del todo entrañable. La película entera resulta entrañable.
Además de Quiñones y Chambers, que luego harían papelillos sin mayor importancia en películas menores, como a la infiltrada en el asunto tenemos a Lucinda Dickey, por supuesto, bailarina profesional, que venía de debutar como bailarina de relleno en aquella mierda tan grande que fue “Grease 2” y a la cual contrataron los Golan Globus para que fuera la heroína de “Breakdance”. Tambaleantes por el éxito de la película, inmediatamente después la metieron en un film en el que lucirse como actriz, sin que el baile se interpusiera de por medio y protagonizó algo tan poco adecuado para esta actriz como “Ninja III: La dominación”, para pasar a hacer la secuela de “Breakdance”, “Breakdance 2: Electric Boogaloo” para, olvidada del todo, pasar a hacer un papel en “Animadoras Asesinas” y nunca más volver a pasear palmito por película alguna.
Christopher McDonalds (“Terminagolf”, “Thelma & Lousie”) sería el mecenas que apuesta todo al negro (nunca mejor dicho) con estos “Breakdancers”.
Dirige el cotarro Joel Silverg, que luego repetiría el experimento con “Rappin’” sin tanto éxito, y con “Lambada, fuego en el cuerpo”. Y es que cuando la Cannon se fue a la quiebra, tanto Golan como Globus, fundaron sus nuevas compañías por separado, siendo esta de “Lambada, fuego en el cuerpo”, producida por la de Globus, mientras que a su vez, Menahen Golan, produjo con la suya “Lambada, el baile prohibido”. Pero ya en los noventa, la gente picaba menos con este tipo de patrañas.
De la secuela, les hablaré dentro de, espero, no demasiado,

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